Buenas noches, amigos de Santa Bárbara
CASTILLEJA: Nos alegró mucho tu aparición en HR del miércoles. No te preocupes por lo de Isabel, que es una chica excelente y no se molestó en absoluto, al revés, se rió un montón, según nos dijo. El miércoles próximo creo que hablarán de Lucena del Puerto.
ÁNGELA ESCUDERO SUAREZ: Ya vemos que has lanzado un Avance Informativo sobre el Belén viviente. Como ‘periodista’ de investigación no hay quien te gane. Investigas la noticia hasta dar con ella, y luego nos la ofreces en primicia. Al menos para los que vivimos fuera.
ANTONIO ESCUDERO: Ya sabemos que está muy liao, pero pra un momento y lía......
UN CIGARRO
Cuentan de un hombre que un día
sentado sobre una laja,
sacó papel y mechero y
tabaco de la petaca.
Lió tranquilo un cigarro,
quitándole las ‘estacas’
y retorciendo las puntas
por donde nada se escapa.
Sacó la yesca amarilla,
la polea no se atasca,
y a su primer manotazo,
la punta se le hizo brasa.
Acerca el cigarro a ella,
y chupa sin hacer pausas,
y cuando el cigarro prende,
el humo por su boca lanza.
Vienen a su mente entonces,
-entre calada y calada-,
sus recuerdos del pasado
que al futuro nunca alcanzan.
Recuerda su juventud,
allá por la lontananza.
Se la llevaron los años
y no es posible alcanzarla.
Deja caer la ceniza,
que es tan sólo una migaja;
sigue con sus pensamientos,
y perdida la mirada.
El tiempo pasa corriendo,
¿o es nuestra la galopada?
De una manera o de la otra,
nuestra meta está marcada.
Sumido en sus pensamientos,
el cigarro se le apaga,
y aunque lo enciende de nuevo,
le queda sólo la ‘pava’.
Enterró su cigarrillo
aunque ya no hacía falta,
pues sólo quedaba de él
el humo y ceniza blanca.
Nuestra vida es el cigarro,
que al principio arde con nada,
pero a mitad del camino
ceniza es normal que haya.
Y llegando a su final,
para arder el aire falta,
y aunque nos pongan remedios,
pronto iremos con la ‘parca’
El hombre y sus pensamientos
menos que un cigarro tardan
en pasar por esta vida,
si por la vida se pasa.
Un abrazo para todos. Agur.
CASTILLEJA: Nos alegró mucho tu aparición en HR del miércoles. No te preocupes por lo de Isabel, que es una chica excelente y no se molestó en absoluto, al revés, se rió un montón, según nos dijo. El miércoles próximo creo que hablarán de Lucena del Puerto.
ÁNGELA ESCUDERO SUAREZ: Ya vemos que has lanzado un Avance Informativo sobre el Belén viviente. Como ‘periodista’ de investigación no hay quien te gane. Investigas la noticia hasta dar con ella, y luego nos la ofreces en primicia. Al menos para los que vivimos fuera.
ANTONIO ESCUDERO: Ya sabemos que está muy liao, pero pra un momento y lía......
UN CIGARRO
Cuentan de un hombre que un día
sentado sobre una laja,
sacó papel y mechero y
tabaco de la petaca.
Lió tranquilo un cigarro,
quitándole las ‘estacas’
y retorciendo las puntas
por donde nada se escapa.
Sacó la yesca amarilla,
la polea no se atasca,
y a su primer manotazo,
la punta se le hizo brasa.
Acerca el cigarro a ella,
y chupa sin hacer pausas,
y cuando el cigarro prende,
el humo por su boca lanza.
Vienen a su mente entonces,
-entre calada y calada-,
sus recuerdos del pasado
que al futuro nunca alcanzan.
Recuerda su juventud,
allá por la lontananza.
Se la llevaron los años
y no es posible alcanzarla.
Deja caer la ceniza,
que es tan sólo una migaja;
sigue con sus pensamientos,
y perdida la mirada.
El tiempo pasa corriendo,
¿o es nuestra la galopada?
De una manera o de la otra,
nuestra meta está marcada.
Sumido en sus pensamientos,
el cigarro se le apaga,
y aunque lo enciende de nuevo,
le queda sólo la ‘pava’.
Enterró su cigarrillo
aunque ya no hacía falta,
pues sólo quedaba de él
el humo y ceniza blanca.
Nuestra vida es el cigarro,
que al principio arde con nada,
pero a mitad del camino
ceniza es normal que haya.
Y llegando a su final,
para arder el aire falta,
y aunque nos pongan remedios,
pronto iremos con la ‘parca’
El hombre y sus pensamientos
menos que un cigarro tardan
en pasar por esta vida,
si por la vida se pasa.
Un abrazo para todos. Agur.