Había una vez un cine muy famoso en el que trabajaba un acomodador de categoria, el cual trataba a los clientes como reyes, los llevaba a sus respectivos lugares y estos siempre quedaban tan contentos que le daban propina. Un día llegó un señor muy avaro el cual no le dio propina al acomodador. Bueno, comenzó la película y el acomodador de cine estaba tan furioso que le dijo al señor avaro:
- Oiga, señor, ¡el asesino es el mayordomo!
- Oiga, señor, ¡el asesino es el mayordomo!