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Buenas tardes, amigos de Santa Bárbara.
Tras varios meses de ausencia en este foro, permitizme que deje unos versos en alusión a la invasión de emigrantes y el posterior trato que se le da en nuestro país. No creo que nadie se moleste, pero si así fuera, lo siento, pero es mi opinión.
LA ESCUELA
En una escuela de pueblo,
de mi vieja piel de toro,
un maestro se explicaba
con mucho primor y modo.
Sus alumnos le escuchaban;
muy atentos estaban todos,
con las manos en la cara,
sobre el pupitre los codos.
La materia que impartía,
en tan silencioso foro,
era la Historia de España,
y de ella los reyes godos.
De Ataulfo a don Rodrigo,
tres siglos, tres siglos solo,
estuvieron en España,
después vinieron los moros.
Y en el río Guadalete
Rodrigo, el rey visigodo,
fue derrotado y muerto,
bien rebozado en el lodo.
¿Cómo vinieron, maestro?,
-preguntan todos a coro-,
¿en pateras o en sus barcos?,
¿cuántos llevaban a bordo?
¿Por qué me preguntáis eso?
-dice el profe con asombro-,
Porque los que llegan hoy,
los hemos visto en las fotos.
Mujeres embarazadas;
no tienen miedo al aborto;
si paren en alta mar,
en tierra lloran de gozo.
Maestro, nuestro gobierno,
es con ellos generoso,
les dan casas y alimentos,
y se olvida de nosotros.
Mi padre está sin trabajo,
-dice un niño con sofoco-
y nos quitarán la casa,
si no pagamos, muy pronto.
Nosotros, señor maestro,
xenófobos no lo somos,
es que nos parece injusto,
que nos traten de este modo.
Primero los españoles,
para eso es nuestro tesoro,
y no nos venga el gobierno,
con este o aquel protocolo.
Estoy de acuerdo con eso,
-dice el profesor a tono-
La lección que me habéis dado,
de mi mente no la borro.
P. G. V.
Tras varios meses de ausencia en este foro, permitizme que deje unos versos en alusión a la invasión de emigrantes y el posterior trato que se le da en nuestro país. No creo que nadie se moleste, pero si así fuera, lo siento, pero es mi opinión.
LA ESCUELA
En una escuela de pueblo,
de mi vieja piel de toro,
un maestro se explicaba
con mucho primor y modo.
Sus alumnos le escuchaban;
muy atentos estaban todos,
con las manos en la cara,
sobre el pupitre los codos.
La materia que impartía,
en tan silencioso foro,
era la Historia de España,
y de ella los reyes godos.
De Ataulfo a don Rodrigo,
tres siglos, tres siglos solo,
estuvieron en España,
después vinieron los moros.
Y en el río Guadalete
Rodrigo, el rey visigodo,
fue derrotado y muerto,
bien rebozado en el lodo.
¿Cómo vinieron, maestro?,
-preguntan todos a coro-,
¿en pateras o en sus barcos?,
¿cuántos llevaban a bordo?
¿Por qué me preguntáis eso?
-dice el profe con asombro-,
Porque los que llegan hoy,
los hemos visto en las fotos.
Mujeres embarazadas;
no tienen miedo al aborto;
si paren en alta mar,
en tierra lloran de gozo.
Maestro, nuestro gobierno,
es con ellos generoso,
les dan casas y alimentos,
y se olvida de nosotros.
Mi padre está sin trabajo,
-dice un niño con sofoco-
y nos quitarán la casa,
si no pagamos, muy pronto.
Nosotros, señor maestro,
xenófobos no lo somos,
es que nos parece injusto,
que nos traten de este modo.
Primero los españoles,
para eso es nuestro tesoro,
y no nos venga el gobierno,
con este o aquel protocolo.
Estoy de acuerdo con eso,
-dice el profesor a tono-
La lección que me habéis dado,
de mi mente no la borro.
P. G. V.
