Hola amigos y amigas del foro y de todo aquel que nos quiera visitar.
Gerónimo, no te conozco, supongo que serás del pueblo, por lo que veo, quien no recordar eso, ¿verdad?, las jaras, las encinas, las noches al fresco, el ruído de los cascos de las bestias que venían con el acarreo de paja y grano, eso lo hacían nuestros antepasados, descargaban el "acarreo", cenaban y otra vez a la era, y allí dormían, y otras muchas más faena que se hacían, ya las iremos enumerando.
Ángela, pues tambien me dedico a esa pesca, esa no hay que tener tanto arte.
Antonio, Pedro, Emigrao, Isabel y demás foreros, ahí van unos versos, dedicados a un personajillo muy pequeño, como todos haceis poesías, pues yo ahí va, como decían los madrileños en el siglo 19,"agua va".
Es rubia y menudita
es frágil como una flor
su sonrisa me ancandila
y me fascina su amor
Quisiera detener el tiempo
para verla crecer
y para enseñarle cosas que de
mayor ha de saber.
Cuando corriendo viene
y a su abuelo se va acercando
parece un corderillo que protección
va solicitando.
Tenerla entre mis brazos y
contarle un cuento a mi lado
es la felicidad más grande
que Dios me ha dado.
Quisiera detener el tiempo
para verla hecha una mujer
contarle historias a mi lado y
que ella las supiera comprender.
Gerónimo, no te conozco, supongo que serás del pueblo, por lo que veo, quien no recordar eso, ¿verdad?, las jaras, las encinas, las noches al fresco, el ruído de los cascos de las bestias que venían con el acarreo de paja y grano, eso lo hacían nuestros antepasados, descargaban el "acarreo", cenaban y otra vez a la era, y allí dormían, y otras muchas más faena que se hacían, ya las iremos enumerando.
Ángela, pues tambien me dedico a esa pesca, esa no hay que tener tanto arte.
Antonio, Pedro, Emigrao, Isabel y demás foreros, ahí van unos versos, dedicados a un personajillo muy pequeño, como todos haceis poesías, pues yo ahí va, como decían los madrileños en el siglo 19,"agua va".
Es rubia y menudita
es frágil como una flor
su sonrisa me ancandila
y me fascina su amor
Quisiera detener el tiempo
para verla crecer
y para enseñarle cosas que de
mayor ha de saber.
Cuando corriendo viene
y a su abuelo se va acercando
parece un corderillo que protección
va solicitando.
Tenerla entre mis brazos y
contarle un cuento a mi lado
es la felicidad más grande
que Dios me ha dado.
Quisiera detener el tiempo
para verla hecha una mujer
contarle historias a mi lado y
que ella las supiera comprender.