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SANTA BARBARA DE CASA: Un saludo cordial para todos los santabarberos....

Un saludo cordial para todos los santabarberos.

ANTONIO ESCUDERO: Hoy he tenido el placer de hablar contigo. Ya tengo tu imagen y tu voz. Sólo falta darnos un abrazo y charlar un poquito más despacio. Me has dejado la sensación de ser un maestro en sabiduría popular. Ya nos veremos.
¡Y yo que a ese campo de Dos Hermanas lo relacionaba sólo con unos quesos buenísimos que hacen ahí!
Recuerdo, ya que lo mencionas en la descripción de la foto, a ese médico, Don Juan, porque acudían a él desde El Cerro. Efectivamente, tenía fama ser un buén médico.

EMIGRAO: Si la ley de la gravedad funciona tambien en los dolores, mo es posible que vaya del pie para arriba, sino lo contrario, que empiece a dolerte la suela de los zapatos; pero ese dolor se sobrelleva bien, ¿no te parece?
A ver si te hacen de una vez esa resonancia y acabas con tus dolencias.

MARIAN: Ya te pedí disculpas por no reparar en que también a ti te hubiera gustado saludar al amigo Antonio.
Con tu comentario has dejado bien claro quien manda en casa. Pero mucho me temo que eso no es una novedad, sino el pan nuestro de cada día en casi todos los hogares españoles. Ya verás como nuestros contertulios me dan la razón.
Ahora me sales con la mantequilla, pero estoy seguro que me llamarás al pueblo para pedir alguna otra cosa, ¿qué apostamos? Una cosa que no me has pedido y pienso traerte, como cada año, es un par de panes de Santa Bárbara.
Y hablando de panes, " ¿ande andará el panaero?"

CONCHI: Voy a tener que hablarle de usted. Seguro que le sonará un tanto extraño, pero como la única persona en este país que puede hablar a todos de tu, sin incurrir en mala educación, es S. M. el Rey....
De El Empalme a Cabebezas Rubias hay un buen paseo, y para hacerlo de ida y vuelta, su abuela y usted tendrían que alegerar el paso. El Empalme era la estación siguiente a la de Las Cruces, ¿no?
Los pedros dicen que ni de barro son buenos. Espero que su esposo sea mejor que yo. No sé lo que me pasa, pero no soy capaz de aprender a ser bueno.
Pedro, Pedro, ¿cuántos Pedro hay en El Cerro? Desde que su marido y yo salimos del pueblo, hay dos menos, ¡eso seguro! ¿Me conoce él? ¿Le conozco yo?

Basta por hoy. Saludos cariñosos y Agur.