Buenos días, amigos de Santa Bárbara.
MACARENA: Como te quejas, con razón, de que esto está muy parado, aquí te dejo unos ripios para que te entretengas leyendo, si te apetece. Son historias que, por tu edad, supongo que no habrás vivido, pero que son reales como la vida misma.
Seguro que al amigo Antonio le suenan y le ponen nostálgico.
Ventajas y desventajas de haber cumplido muchas primaveras.
RECOLECCIÓN
¡Levántate ya, muchacho!
que son las claras del día,
y hay que segar la cebada
que sembramos en la umbría.
La cebada con rocío
suele estar humedecida.
Mejor que caliente un poco.
Ve buscando una manija.
Lo bueno para la hoz,
es malo para la espiga.
que si se calienta mucho
queda en el suelo caída.
Nos llevamos el piporro
con agua que esté fresquita.
Mitailla de aguardiente,
para calentar las tripas.
¡Venga, levántate ya,
que el tiempo pasa enseguida
y el calor, con el sol fuera,
se nos viene echando encima.
Ve aparejando las bestias,
y a ver si no se te olvidan
las alforjas –como ayer-
en donde va la comida.
Comeremos un gazpacho
debajo de alguna encina,
un buen mendrugo de pan,
tocino y buena chacina.
Vamos, vámonos ya
dejemos la retahíla.
La cebada nos espera
y las hoces están listas.
La chicharra ya cantaba
¡Ay qué calor, madre mía!
cuando llegaron al tajo
vestidos de aquesta guisa:
Botas de cuero hecha a mano,
zahones de lona y camisa,
pantalón bien remendado,
manguito largo de frisa.
Sombrero grande de paja,
rodeado de una cinta.
la manija bien atada
que muchos cortes evita.
A la mitad de faena,
hace un calor de justicia.
Paran a echar un cigarro,
y a beber agua fresquita.
Sudan como dos presos
que en galeras mortifican.
Con un pañuelo de cuadros
el cuello y la frente limpian.
Los haces que van amarrando
unos con otros apilan,
y van formando las cargas
que sacarán otro día.
Los llevarán a la era
que es donde luego se trillan,
y si en viento le es propicio,
con bieldo y pala se limpia.
El tamo de la cebada
bien sabe Dios lo que pica,
y sin embargo el de trigo
como se pega se quita.
Por la tarde, con la fresca,
viene bien una copita
de aguardiente rebajao
pa que no queme las tripas.
El grano en los costales,
la paja en la barcina,
el piporro en las alforjas,
lo mismo que la espuertica.
Esta historia, que es muy larga,
puede parecer cortita.
Aquellos tiempos pasaron,
mas, la verdad queda dicha.
Un saludo cordial. Agur.
MACARENA: Como te quejas, con razón, de que esto está muy parado, aquí te dejo unos ripios para que te entretengas leyendo, si te apetece. Son historias que, por tu edad, supongo que no habrás vivido, pero que son reales como la vida misma.
Seguro que al amigo Antonio le suenan y le ponen nostálgico.
Ventajas y desventajas de haber cumplido muchas primaveras.
RECOLECCIÓN
¡Levántate ya, muchacho!
que son las claras del día,
y hay que segar la cebada
que sembramos en la umbría.
La cebada con rocío
suele estar humedecida.
Mejor que caliente un poco.
Ve buscando una manija.
Lo bueno para la hoz,
es malo para la espiga.
que si se calienta mucho
queda en el suelo caída.
Nos llevamos el piporro
con agua que esté fresquita.
Mitailla de aguardiente,
para calentar las tripas.
¡Venga, levántate ya,
que el tiempo pasa enseguida
y el calor, con el sol fuera,
se nos viene echando encima.
Ve aparejando las bestias,
y a ver si no se te olvidan
las alforjas –como ayer-
en donde va la comida.
Comeremos un gazpacho
debajo de alguna encina,
un buen mendrugo de pan,
tocino y buena chacina.
Vamos, vámonos ya
dejemos la retahíla.
La cebada nos espera
y las hoces están listas.
La chicharra ya cantaba
¡Ay qué calor, madre mía!
cuando llegaron al tajo
vestidos de aquesta guisa:
Botas de cuero hecha a mano,
zahones de lona y camisa,
pantalón bien remendado,
manguito largo de frisa.
Sombrero grande de paja,
rodeado de una cinta.
la manija bien atada
que muchos cortes evita.
A la mitad de faena,
hace un calor de justicia.
Paran a echar un cigarro,
y a beber agua fresquita.
Sudan como dos presos
que en galeras mortifican.
Con un pañuelo de cuadros
el cuello y la frente limpian.
Los haces que van amarrando
unos con otros apilan,
y van formando las cargas
que sacarán otro día.
Los llevarán a la era
que es donde luego se trillan,
y si en viento le es propicio,
con bieldo y pala se limpia.
El tamo de la cebada
bien sabe Dios lo que pica,
y sin embargo el de trigo
como se pega se quita.
Por la tarde, con la fresca,
viene bien una copita
de aguardiente rebajao
pa que no queme las tripas.
El grano en los costales,
la paja en la barcina,
el piporro en las alforjas,
lo mismo que la espuertica.
Esta historia, que es muy larga,
puede parecer cortita.
Aquellos tiempos pasaron,
mas, la verdad queda dicha.
Un saludo cordial. Agur.