Cuando era pequeño, en mis visitas a Sotiel, jugábamos en una enorme rueda que entonces no estaba oxidada, cuya rueda no era otra que la Bombilla.
Que recuerdos... Cuanto hecho de menos los llanos o de Sotiel, allí donde solía corretear cuando niño, en aquellas largas tardes de juegos.
Como aquel que se encontraba bajo la sombras de lo eucaliptos de la bombilla y aquel griterío y alborotos de juegos de niños que con el cantar de los gorriones hacían coros entre los viejos ramajes de los arcaicos árboles.
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