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ALCALA LA REAL: XVII. ALCALA LA REAL...

XVII. ALCALA LA REAL
1. HISTORIA DE ALCALA LA REAL
Alcalá La Real es un municipio de la provincia de Jaén, a la distancia de 70,50 km de la capital, cabecera de la Sierra Sur, localizado en el extremo suroeste de la provincia y se ubica en una zona estratégica que comunica el valle del Guadalquivir y la vega de Granada, siendo una zona fronteriza en la Edad Media con el reino nazarí de Granada.
En el Paleolítico inferior y medio que se sitúa entre el período (350.000 a 30.000 a. C.) donde el hombre evolucionaría desde el Homo Erectus al Homo Neanderthal, representa el paso del hombre mono al hombre más parecido al actual y hay abundancia de útiles de piedra (herramientas cortantes, hachas etc.) localizadas en las inmediaciones del lugar.
Hay testimonios de la presencia humana desde el Paleolítico y en los periodos posteriores como el Neolitico, el Calcolitico y la Edad de Bronce. Desde el final de la Edad del Broce hasta la cultura ibera se han descubierto asentamientos humanos en núcleos como La Gineta y La Mesa de la Ribera Alta.
Con la llegada de los ejércitos romanos, a partir del 182 a. C. se inicia la romanización en la región, donde se encuentra en la actualidad Alcalá La Real a la que se identifica con el antiguo Cerro de La Mota, lugar donde se asentaron los romanos construyendo sobre antiguos poblados ibéricos.
Tras la presencia musulmana en Hispania, en el 713 la ciudad paso a llamarse Qalat Astalir, cambiando en el siglo XI como Qalat Yahsub y definitivamente en el siglo XII como Qalat Bani Said que significaba Fortaleza de la familia Said de donde procede el nombre de Alcalá.
Durante el reinado del Califa Al-Hakam II (961-976) se construyeron un conjunto de torres o atalayas para defenderse de las incursiones vikingas, que en épocas anteriores dejaron muchas devastaciones en la zona. Todavía se conservan doce atalayas de aquel periodo para establecer un sistema defensivo de la atalaya principal que era la Fortaleza de la Mota.
Tras la desintegración del Califato de Córdoba y la formación de los reinos taifas se convierte en una plaza dependiendo del reino ziri de Granada. Posteriormente se produce una permuta entre las taifas de Sevilla y Granada y pasa a depender definitivamente del reino de Granada ya cambio Estepa del rey Almutamid de Sevilla.
Tras la venida de los almorávides a Al-Ándalus y debido a las presiones por su fanatismo religioso en la población mozárabe cristiana, el rey de Aragón Alfonso I El Batallador hizo una incursión en Al-Ándalus recorriendo Alcalá la Real, Luque, Baena, Écija, Cabra y Lucena donde vence a Abu Bakr, hijo del Emir Ali ibn Yusuf en Arnisol, Arinzol o Aranzuel, actualmente Puente Genil el 10 de marzo del 1126. Regresa a Aragón acompañado por mozárabes alcalaínos donde se asientan y los que se quedaron sufrieron represalias siendo esclavizados y enviados al reino de Fez.
En el año 1140 es cuando la familia Banu Said convierte la Fortaleza de La Mota en un lugar estratégico frente al poderío de los almohades pero al fin fueron sometidos y enviado a su gobernador Abd al-Malik ben Said desterrado al reino de Fez y después liberado vuelve a Alcala. Durante aquella época hubo mucha turbulencia política por el fanatismo religioso que impusieron la casta religiosa de los almohades al sustituir a los almorávides en Al-Ándalus que provocaron la huida de la población judía a Toledo, modelo de tolerancia de reino cristiano donde convivían en paz y armonía cristianos, judíos y musulmanes.
Desde su primera ocupación por Alfonso VIII en 1213, se produjeron luchas entre granadinos y castellanos por el dominio de esta plaza pero seria conquistada por Fernando III y por Alfonso X, y otras tantas veces perdida.
Seria el rey Alfonso XI de Castilla quien lo conquistara al reino nazarí de Granada y quien incorporaría a su nombre el titulo de La Real que figura en su nombre. Posteriormente Juan II DE Castilla le otorga el titulo de ciudad.
El rey Enrique IV le da el título de noble y leal y los Reyes Católicos le conceden el de guarda y defensa de los reinos de Castilla.
Tras la conquista del Reino de Granada, Alcalá la Real pierde su valor estratégico, siendo cuando se produce un traslado de la población desde el Cerro de La Mota a las tierras llanas, situadas al pie del cerro, con objeto de la limitación de espacio que provocaban las murallas y la escasa superficie del cerro para el crecimiento demográfico de la ciudad y así el propio Cabildo Municipal es trasladado en el siglo XVII desde La Mota al actual Ayuntamiento.
Posteriormente el abandono del Castillo de La Mota se consolido definitivamente tras la Guerra de la Independencia del 1808 donde los franceses ocuparon esta Fortaleza y cuando fueron derrotados lo abandonaron tras un incendio.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero, el Brigadier Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía su partida de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de Despeñaperros.
A principios del siglo XIX, tiene su protagonismo por su proximidad a Bailen, donde se escenifica, la célebre batalla de la Guerra de la Independencia, contra los franceses
En el año 1833, Javier de Burgos, ministro de Fomento, realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Alcalá La Real, dentro de la provincia de Jaén.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia, quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía, quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas, la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
A lo largo del siglo XIX, se consolida como villa importante y tras el incremento demográfico, se produce una expansión en las actividades productivas, especialmente la segunda mitad del siglo XIX.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Alcalá La Real, es ocupada por el bando nacional así como Lopera y Porcuna, únicas ciudades de la provincia de Jaén ocupadas por los sublevados.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto:
“Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas, trajo, sin por ello olvidar, otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos, que usaron la extrema dureza.
Vamos a recordar, dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes, que la sufrieron, en su persona, dos genios de la pluma, Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados, por el odio enfermo de los contendientes. Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente, la triste realidad, que denunciaba Mariano José de Larra, del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados, donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social, participaba en actos colectivos como se refleja, el gran genio pictórico, Francisco de Goya, en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado, de mente privilegiada, D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernandos; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía. España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.