LLegado este tiempo, no tengo mas remedio que acordarme de aquellos tiempos en que de niños íbamos a ensayar a la parroqia los villancicos. Don Antonio el cura era el que nos enseñaba y dirigia. Me acuerdo sobre todo de la noche de Navidad, los mántecados, polvorones, alfajore, etc, suponian para los qùe como y somos golosos un aliciente maravilloso. Un abrazo de Antonio José.