Beas se encuentra en una zona estratégica ocupada por culturas y razas desde la más remota
antigüedad, con poblamientos muy tempranos que se remontan a casi un millón de años (yacimiento Paleolítico de
Puente Mocho).
Después, toda una serie de horizontes culturales se suceden: Neolítico, Bronce, Ibérico, destacando la romanización, consolidándose el núcleo urbano de Beas, de la que quedan abundantes manifestaciones («villas»,
puentes, calzadas).
Tras un periodo Islámico esplendoroso (Vvees) en tiempos de Ab-derramán III y los reinos Taifas se convirtió en uno de los centros más importantes del distrito de Al-Buxarra y Elvira.
La incorporación a la Corona de Castilla se produce entre 1224 y 1227, al ser conquistada por tropas de Fernando III, asistido por su Canciller Don Juán, Obispo de Osma, al que concede el
castillo y la villa de Beas.
Poco después, en 1239, el Canciller Don Juán permuta con la Orden de Santiago la Villa de Beas, concediéndole sucesivamente fueros y privilegios (Carta Puebla,
Escudo de Armas, Término «apartado») y sobre todo el título de Villa el 3 de diciembre.
En 1750, el Consejo de Ordenes
Militares manda que sea derribada la
muralla de la frontera de Beas (Villa Vieja) y el Fuerte de cuatro
torres almenadas que estaba adosado.
Durante la Guerra de la Independencia el
pueblo fue incendiado siete veces consecutivas, provocando un desastre patrimonial ardiendo los archivos Real y Eclesiástico y asolando los
edificios representativos: Las
Casas Consistoriales, de la Encomienda, la
Iglesia Mayor de
Santa María de Gracia (s. XIV), los
conventos Franciscanos y Clarisas, las
ermitas de
San Juan, San Agustín, San Sebastián, Santa Clara y Rufina, etc.
En Beas se encuentra la primera fundación de Santa Teresa de Jesús en
Andalucía en 1575, el
Convento de Carmelitas Descalzas de San José del Salvador. La Santa, al llegar a Beas, no pudo más que escribir: «Dijéronme grandes bienes de la tierra, y con razón, que es muy deleitosa y de buen temple». Los costes del convento fueron sufragados por Catalina y María Godinez y Sandoval, naturales de Beas y profesas de la Orden.
Beas se encuentra en una zona estratégica ocupada por culturas y razas desde la más remota antigüedad, con poblamientos muy tempranos que se remontan a casi un millón de años (yacimiento Paleolítico de Puente Mocho). Después, toda una serie de horizontes culturales se suceden: Neolítico, Bronce, Ibérico, destacando la romanización, consolidándose el núcleo urbano de Beas, de la que quedan abundantes manifestaciones («villas», puentes, calzadas). Tras un periodo Islámico esplendoroso en tiempos de Ab-derramán III y los reinos Taifas se convirtió en uno de los centros más importantes del distrito de Al-Buxarra y Elvira. La incorporación a la Corona de Castilla se produce entre 1224 y 1227, al ser conquistada por tropas de Fernando III, asistido por su Canciller Don Juán, Obispo de Osma, al que concede el castillo y la villa de Beas. Poco después, en 1239, el Canciller Don Juán permuta con la Orden de Santiago la Villa de Beas, concediéndole sucesivamente fueros y privilegios (Carta Puebla, Escudo de Armas, Término «apartado») y sobre todo el título de Villa el 3 de diciembre. En 1750, el Consejo de Ordenes Militares manda que sea derribada la muralla de la frontera de Beas (Villa Vieja) y el Fuerte de cuatro torres almenadas que estaba adosado. Durante la Guerra de la Independencia el pueblo fue incendiado siete veces consecutivas, provocando un desastre patrimonial ardiendo los archivos Real y Eclesiástico y asolando los edificios representativos: Las Casas Consistoriales, de la Encomienda, la Iglesia Mayor de Santa María de Gracia (s. XIV), los conventos Franciscanos y Clarisas, las ermitas de San Juan, San Agustín, San Sebastián, Santa Clara y Rufina, etc. En Beas se encuentra la primera fundación de Santa Teresa de Jesús en Andalucía en 1575, el Convento de Carmelitas Descalzas de San José del Salvador. La Santa, al llegar a Beas, no pudo más que escribir: «Dijéronme grandes bienes de la tierra, y con razón, que es muy deleitosa y de buen temple». Los costes del convento fueron sufragados por Catalina y María Godinez y Sandoval, naturales de Beas y profesas de la Orden. El
olivar y su industria transformadora son la principal actividad económica del municipio, a la que se unen la
ganadería, otros cultivos y el turismo ligado a los numerosos espacios de interés natural y rural.
En 1975 obtuvo el Primer
Premio Nacional de Embellecimiento de
Pueblos de España, siendo su alcalde D. Manuel Ardoy Medina.