Nadie nos estamos insultando. Estamos intercambiando opiniones civilizadamente.
Lo que quiero expresar es que una cosa es un Estado laico y otra el laicismo. Un Estado Laico es independiente de toda influencia religiosa, tanto en su constitución como en sus individuos. Este uso extendido de la expresión Estado laico parece que es el que se suele emplear. De todas formas España es un Estado aconfesional y no laico como lo expresa en su definición en la presente Constitución de 1.978. Pero en fin, tampoco es fundamental sobre el tema de que estamos hablando.
El laicismo, por su parte, se define como una doctrina que se contrapone a las doctrinas que defienden la influencia de la religión en los individuos, y también a la influencia de la religión en la vida de las sociedades. En cuanto tal debe considerarse una doctrina más, que no es religiosa porque se basa precisamente en la negación a la religión de su posibilidad de influir en la sociedad. Dado que se ha de considerar una doctrina más, sería ilegítimo por parte del Estado su promoción indiscriminada. Ante el laicismo, como ante las diversas confesiones religiosas, la actitud del Estado ha de ser la de respeto e independencia. No puede el Estado asumir la defensa del laicismo de la sociedad como fin objetivo, ni en nombre del laicismo se puede reprimir el ejercicio de la religión.
La Iglesia no tiene a la mujer en un segundo plano, precisamente la mujer es parte activa en la Iglesia y lo fue desde sus comienzos. Me imagino que tú vas por el tema del sacerdocio femenino. (de este tema se podría hablar otro día). Otra vez con la jerarquia (encima con mayúsculas), para que resalte. Gerontocracia es un gobierno de ancianos. Pues mira, todavía tenemos que aprender mucho de nuestros mayores. En la primitiva iglesia, precisamente, se nombraba presbíteros a los cristianos más mayores. En la antiguedad y todavía hoy en sociedades tribales se tiene un exquisito respeto por sus opiniones y sabiduría.
Sobre la autoridad de la Iglesia. No se puede caer en el gran error del protestantismo, del que salen multitud de ramificaciones (evángelicos, prebiterianos, mormones, adventistas, luteranos, calvinistas, pentecostales, etc. Etc.) La Iglesia Católica tiene el Magisterio de la Iglesia, la Tradición de los Apóstoles y las Sagradas Escrituras como los tres pilares inseparables y está es la razón por la que la Iglesia siga viva después de veinte siglos de existencia. Si hiciésemos lo que tu propones de "Magisterio del Pueblo", nos convirtiriamos en una jaula de grillos. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escritura (sic), ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo" (DV 10), es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma. (Parte 1ª, Secc. 1ª, cap. 2, art. 2, III)
Dentro del Magisterio Eclesiástico se distinguen el Magisterio Sagrado y el Magisterio Ordinario. El primero es infalible (no puede contener error) e incluye las enseñanzas infalibles de los papas y de los concilios y el llamado Magisterio Ordinario y Universal. Lo contenido en el Magisterio Sagrado es irrevocable, es decir, no puede contradecirse ni aún por el Papa o los concilios, quedando fijado para siempre.
El Magisterio Ordinario consiste en las enseñanzas no infalibles de los papas y los concilios, las de los obispos y las conferencias episcopales, y aunque el fiel católico debe creerlo y proclamarlo, cabe que decisiones ulteriores del Magisterio alteren o contradigan su contenido anterior.
Lo que quiero expresar es que una cosa es un Estado laico y otra el laicismo. Un Estado Laico es independiente de toda influencia religiosa, tanto en su constitución como en sus individuos. Este uso extendido de la expresión Estado laico parece que es el que se suele emplear. De todas formas España es un Estado aconfesional y no laico como lo expresa en su definición en la presente Constitución de 1.978. Pero en fin, tampoco es fundamental sobre el tema de que estamos hablando.
El laicismo, por su parte, se define como una doctrina que se contrapone a las doctrinas que defienden la influencia de la religión en los individuos, y también a la influencia de la religión en la vida de las sociedades. En cuanto tal debe considerarse una doctrina más, que no es religiosa porque se basa precisamente en la negación a la religión de su posibilidad de influir en la sociedad. Dado que se ha de considerar una doctrina más, sería ilegítimo por parte del Estado su promoción indiscriminada. Ante el laicismo, como ante las diversas confesiones religiosas, la actitud del Estado ha de ser la de respeto e independencia. No puede el Estado asumir la defensa del laicismo de la sociedad como fin objetivo, ni en nombre del laicismo se puede reprimir el ejercicio de la religión.
La Iglesia no tiene a la mujer en un segundo plano, precisamente la mujer es parte activa en la Iglesia y lo fue desde sus comienzos. Me imagino que tú vas por el tema del sacerdocio femenino. (de este tema se podría hablar otro día). Otra vez con la jerarquia (encima con mayúsculas), para que resalte. Gerontocracia es un gobierno de ancianos. Pues mira, todavía tenemos que aprender mucho de nuestros mayores. En la primitiva iglesia, precisamente, se nombraba presbíteros a los cristianos más mayores. En la antiguedad y todavía hoy en sociedades tribales se tiene un exquisito respeto por sus opiniones y sabiduría.
Sobre la autoridad de la Iglesia. No se puede caer en el gran error del protestantismo, del que salen multitud de ramificaciones (evángelicos, prebiterianos, mormones, adventistas, luteranos, calvinistas, pentecostales, etc. Etc.) La Iglesia Católica tiene el Magisterio de la Iglesia, la Tradición de los Apóstoles y las Sagradas Escrituras como los tres pilares inseparables y está es la razón por la que la Iglesia siga viva después de veinte siglos de existencia. Si hiciésemos lo que tu propones de "Magisterio del Pueblo", nos convirtiriamos en una jaula de grillos. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escritura (sic), ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo" (DV 10), es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma. (Parte 1ª, Secc. 1ª, cap. 2, art. 2, III)
Dentro del Magisterio Eclesiástico se distinguen el Magisterio Sagrado y el Magisterio Ordinario. El primero es infalible (no puede contener error) e incluye las enseñanzas infalibles de los papas y de los concilios y el llamado Magisterio Ordinario y Universal. Lo contenido en el Magisterio Sagrado es irrevocable, es decir, no puede contradecirse ni aún por el Papa o los concilios, quedando fijado para siempre.
El Magisterio Ordinario consiste en las enseñanzas no infalibles de los papas y los concilios, las de los obispos y las conferencias episcopales, y aunque el fiel católico debe creerlo y proclamarlo, cabe que decisiones ulteriores del Magisterio alteren o contradigan su contenido anterior.