Al margen del tema de nuestro párroco, hay que admitir que desde la jerarquía eclesiástica se lanzan en demasiadas ocasiones demasiados mensajes políticos. Que ¿Por qué ese empeño de los obispos por jugar a ser políticos?
Ya que alguien citaba a un antiguo párroco de Beas (el "sartenilla") me acuerdo que una de las cosas que le encantaba decir en clase de religión era que si la Iglesia había sobrevivido hasta ahora era gracias a la asistencia "divina". Pues bien, siendo objetivos, la Iglesia ha sobrevivido por el apego de sus jerarcas al poder económico y político: han sido y son camaleones, apoyando a quien les conviene para perpetuar su poder (o mirando para otro lado, como hicieron con el holocausto nazi en la II.G.M.)
Que cada cual crea en lo que quiera. Yo no creo en quien se alza como único poseedor de la verdad, o los que se creen especiales bajo un signo. Y eso por desgracia ocurre no sólo en el cristianismo, sino en el islam, el judaísmo, etc. Uno de los lastres del mundo es la manipulación institucional de las creencias religiosas, de los miedos atávicos del hombre, de sus ideas... Hay quien preferiría vivir en la edad media, y que los libros y la cultura sólo fueran patrimonio de unos pocos.
Ya que alguien citaba a un antiguo párroco de Beas (el "sartenilla") me acuerdo que una de las cosas que le encantaba decir en clase de religión era que si la Iglesia había sobrevivido hasta ahora era gracias a la asistencia "divina". Pues bien, siendo objetivos, la Iglesia ha sobrevivido por el apego de sus jerarcas al poder económico y político: han sido y son camaleones, apoyando a quien les conviene para perpetuar su poder (o mirando para otro lado, como hicieron con el holocausto nazi en la II.G.M.)
Que cada cual crea en lo que quiera. Yo no creo en quien se alza como único poseedor de la verdad, o los que se creen especiales bajo un signo. Y eso por desgracia ocurre no sólo en el cristianismo, sino en el islam, el judaísmo, etc. Uno de los lastres del mundo es la manipulación institucional de las creencias religiosas, de los miedos atávicos del hombre, de sus ideas... Hay quien preferiría vivir en la edad media, y que los libros y la cultura sólo fueran patrimonio de unos pocos.