Gracias a la gran conciencia ecologista que poseemos los belmoralenses, se convierte en temerario aquel que intenta beber agua de uno de estos pozos, pues al tener el nivel freático tan bajo, todos están contaminados por la infiltración en el suelo de los herbicidas, abonos y pesticidas que de "modo tan inadecuado" utilizamos en nuestros campos.