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CASTILLO DE LOCUBIN: Es un trozo de la historia de España muy interesante...

A mi personalmente Alberti me pareció un "aprovechado" de los buenos poetas y escritores que tuvo como amigos.
Lo siento si a alguien le gusta, yo no he podido tragar ninguno de sus versos.
Eso va como va, tampoco he podido leer ningun libro de Camilo Jose Cela y le dieron un nobel.... siempre me pareció un mal hablado y un despota.
Eso de la literatura es como la pintura, ya puede ser muy famoso el pintor que si no te llega su pintura nunca te gustará.

Ala y despues de dar mi opinion me voy a dormir que ya es muy tarde para una trabajadora...
Buenas noches a los que quedeis por ahí.

Comparto la misma opinión. Tan aprovechado como Santiago Carrillo y todos los que pactaron las desvergüenzas de los años 70.
Saludos.

Señor Espartaco, si me lo permite adjunto una breve reseña sobre la historia reciente de España.

Cuando la Historia de 40 años de dictadura la cuentan unos padres o abuelos a las nuevas generaciones, suelen poner en ello sus propias vivencias y estas moldean la realidad hasta hacerla irreconocible. Los jóvenes sin inquietudes políticas o sociales de entonces, veían una realidad diferente a la de sus progenitores. Estaban bien físicamente porque eran jóvenes y eso dulcifica el recuerdo de la tragedia. En aquellos años oscuros, se bailaba en los bajos del Hotel Rex de Madrid con la orquesta de Kurt Dogan, se organizaban guateques en casa del amigo que tenía un “pick-up” y vinilos de “boogy-boogy” y veía un poco de muslo en Pasapoga. La cerveza era bebida de “maricas”, los “chatos de vino” era de machotes y las chicas tenían que estar en casa a las 10 de la noche. Pero aquellos jóvenes no eran los únicos jóvenes. Los había que entraban en Yeserías cumpliéndose la Ley de Vagos y Maleantes y reaparecían despues de unos meses con el pelo cortado al cero. Otros eran enviados a realizar trabajos forzados en Cuelgamuros; y otros con menos suerte construyeron para pagar su condena el monumento del Valle de los Caidos a Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios.
Quienes defienden el franquismo y los 40 años de dictadura, siguen repitiendo las mentiras del régimen de entonces, mentiras que pretendían convencer a todo el mundo de que los sublevados generales africanos eran el régimen legítimo que había sido atacado por el comunismo marxista-leninista, por la masonería y por los judíos. A nadie se le ocurría indagar sobre los Franco Bahamonde, dos apellidos judíos sefardíes. Francisco quiso entrar en la masonería y fue rechazado. Su hermano Ramón fue masón hasta su muerte.
Luego estaba el clero, que a partir 1936 se limitó a amenazar con el fuego eterno a los fieles que votasen a las izquierdas.
Con Franco, muchos sufrieron muerte, cárcel o exilio pero otros crearon una clase social de nuevos ricos que circulaban con aparatosos “Haygas”, expresión con la que se designaba la supina ignorancia de la gramática de aquellos trepas. Hacían dinero revendiendo licencias de importación de materias primas necesarias para la escuálida industria española de entonces. Una invitación a cazar con Franco representaba la fortuna de una familia que proclamaba haber sido “de derechas de toda la vida”.
En las casas, unas familias contaban a los nietos cómo el abuelo médico o maestro de pueblo había sido asesinado en una cuneta por gritar “Viva la República”. Otros recordaban la matanza de la plaza de toros extremeña donde fueron centenares los muertos. Los moros de Franco traían consigo una leyenda de violencia y crueldad recompensada más tarde con el servicio de la Guardia Mora que escoltaba a caballo al Caudillo. Otras familias narraban a sus vástagos como el abuelo fué arrastrado a una “checa” madrileña donde le torturaron hasta la muerte. Les hablaban de los rusos que se paseaban por el hall del Hotel Gaylors con sus chaquetones de cuero desgastado, correaje y pistola y los tachaban de temidos interrogadores del comunismo internacional. Se dice que hubo 60.000 asesinados en la zona republicana durante los tres años de guerra civil y 150.000 en los 40 años de dictadura “nacional”. De esa historia oral de la guerra civil y de los 40 años de dictadura, se han nutrido algunos de los jóvenes que no vivieron aquellos acontecimientos. Porque no se repitiese la pugna de las dos Españas que ya representara Francisco de Goya, se acallaron muchos recuerdos en 1975. Hace hoy 35 años. Ambos bandos tenían miedo aquel 20 de noviembre, casi se percibía el silencio como sucede con las aves en los corrales cuando se avecina un terremoto. Algunos saben del aprecio que el rey siente por Santiago Carrillo y es que los dos vivieron el exilio. Don Juan Carlos nació en el exilio y su padre y hermanas lo vivieron en Portugal. Los nostálgicos de la dictadura, en 2010, son un puñado de gentes que, como los alemanes que niegan el holocausto, siguen contando lo que, de pequeños escucharon en su casa. Algunos conservan en naftalina sus camisas azules y sus boinas rojas y omiten hablar de las purgas de aceite de ricino utilizadas en los interrogatorios de los “rojos”. Algunos me preguntan si hay posibilidad de que las dos Españas se vuelvan a enfrentar en una guerra civil. Es imposible bajo todos los puntos de vista. En primer lugar, en 1936 estaban de moda las dictaduras fascista de Italia y nazi de Alemania. Frente al “Duce” que resucitaba las glorias romanas del “Imperium”, delante del victorioso “führer” que devolvía a la vida los héroes germánicos de los Nibelungos, José Antonio Primo de Rivera nos aportaba la España como “Unidad de Destino en lo universal”. Rafael García Serrano nos ofrecía su pluma de “Cuando los dioses nacían en Extremadura” y José María Sánchez Silva su lloroso “Marcelino Pan y Vino”. Nada de eso existe en la Europa de nuestro entorno. Los fundamentalismos islámico o cristiano están ahí pero entusiasman a pocos por falta de parafernalia. El recuerdo de nuestra tragedia se va perdiendo en lontananza y acabará siendo residual como lo es la guerra civil estadounidense, convertida en recuerdos confederados de los estados del sur. La palabra “rojo” o “facha” son simples insultos incapaces de levantar ejércitos. Ahora, los “ultras” del futbol son más peligrosos que las “centurias” falangistas de antaño. Se quejan unos de que se retiren estatuas y cambien nombres de calle. En este último caso, se suele devolver el nombre anterior a la victoria franquista. Yo nací en la calle Principe de Vergara que, durante 40 años, fué rebautizada con el nombre del insurrecto General Mola. Ahora ha vuelto a su antigua denominación. Treinta años son muchos en la vida de un ser humano pero poca cosa en la Historia de un país. Los nostálgicos del franquismo ¿donde se encuentran ubicados? Pues son una parte pequeña de un Partido Político.

Es un trozo de la historia de España muy interesante y que gracias a la labor de muchos investigadores se está dando a conocer. Afortunadamente la historia nunca se repite.
Saludos.