XVI. CASTILLO DE LOCUBIN
1. CASTILLO DE LOCUBIN
Castillo de Locubin, villa de la provincia de Jaén, localizada en la comarca de la Sierra Sur y ocupa una parte de la parte central y se encuentra a una distancia de 68 km de la capital.
En el Paleolítico inferior y medio que se sitúa entre el período (350.000 a 30.000 a. C.) donde el hombre evolucionaría desde el Homo Erectus al Homo Neanderthal, representa el paso del hombre mono al hombre más parecido al actual y hay abundancia de útiles de piedra (herramientas cortantes, hachas etc.) localizadas en las inmediaciones del lugar.
Los primeros testimonios datan del IV milenio antes de Cristo por los restos encontrados en las Cuevas del Plato y de la Chatarra ocupada pos pastores donde aparecen cerámicas con incisiones.
Posteriormente en la Edad del Bronce dejaron testimonios en el Poblado de la Campana cercano a la Venta del Charco.
En su termino municipal se descubrió un poblado celtibérico conocido como Cabeza Baja de Encina Hermosa al que se identifica con Ipolcobulcula, asentamiento humano fortificado, fundado en una época tardía y que alcanzo un gran desarrollo con la presencia romana en el siglo I. Otros asentamientos ibéricos de la época son la Torre de la Gorgolla de la época romana. y las villas romanas del Cortijo del Baño, situado en la Venta del Carrizal, que corresponden a la época Imperial.
Con la llegada de los ejércitos romanos, a partir del 182 a. C. se inicia la romanización en la región, donde se encuentra en la actualidad el Castillo de Locubin a la que se identifica con la antigua Ipolcobulcula ibérica y luego Venta del Carrizal romana.
Tras la presencia musulmana fue conocido como Hisn al-Uqbin, que significaba según unos autores Castillo de las Águilas y para otros Castillo de las Cuevas. Durante el siglo IX participo en la revuelta muladí de Omar Ibn Hafsun pero el Califa Abd-el-Rahman III controlo la rebelión. Tras la desintegración del Califato de Córdoba en el 1033 quedaría ocupado por los ziries de Granada y posteriormente en la jurisdicción de Alcalá La Real.
Durante la historia por su posición fronteriza, el Castillo de Locubin pasó a depender del reino castellano-leones y otras veces de los nazaríes de Granada.
Fue conquistada en 1240 por el rey de Castilla y León Fernando III El Santo.
Después formaría parte de la Orden de Calatrava, formando parte de los límites avanzados de la Encomienda de Martos.
Sería el Infante D. Enrique quien con las milicias de su mayordomo mayor Alfonso Pérez Coronel conquistaría el Castillo de Locubin. Posteriormente el rey Alfonso XI donaba el Castillo de Locubin a Alcalá La Real que había conquistado en 1341.
Esta situación de dependencia se prolongaría hasta la reforma de la Administración provincial de España, obra de Javier de Burgos en 1833.
Ya en el año 1600, el poder municipal reclamaban sin conseguirlo su segregación de Alcalá La Real pero seria en 1627 cuando el rey Felipe IV lo vendía al Marques de Trujillo segregándolo temporalmente porque en 1693 lo recobraba la corona hasta que nuevamente en 1729 lo reclamaban los vecinos pero siguió dependiendo de Alcalá La Real. Durante el Trienio Constitucional (1920-1923) consiguió independizarse temporalmente hasta el 1833 que llego la emancipación definitiva.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero, el Brigadier Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía su partida de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de Despeñaperros.
A principios del siglo XIX, tiene su protagonismo por su proximidad a Bailen, donde se escenifica, la célebre batalla de la Guerra de la Independencia, contra los franceses
En el año 1833, Javier de Burgos, ministro de Fomento, realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Castillo de Locubin, dentro de la provincia de Jaén.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia, quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía, quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas, la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
A lo largo del siglo XIX, se consolida como villa importante y tras el incremento demográfico, se produce una expansión en las actividades productivas, especialmente la segunda mitad del siglo XIX.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Castillo de Locubin, es ocupada por el bando nacional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto:
“Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas, trajo, sin por ello olvidar, otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos, que usaron la extrema dureza.
Vamos a recordar, dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes, que la sufrieron, en su persona, dos genios de la pluma, Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados, por el odio enfermo de los contendientes. Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente, la triste realidad, que denunciaba Mariano José de Larra, del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados, donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social, participaba en actos colectivos como se refleja, el gran genio pictórico, Francisco de Goya, en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado, de mente privilegiada, D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernandos; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía. España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.
1. CASTILLO DE LOCUBIN
Castillo de Locubin, villa de la provincia de Jaén, localizada en la comarca de la Sierra Sur y ocupa una parte de la parte central y se encuentra a una distancia de 68 km de la capital.
En el Paleolítico inferior y medio que se sitúa entre el período (350.000 a 30.000 a. C.) donde el hombre evolucionaría desde el Homo Erectus al Homo Neanderthal, representa el paso del hombre mono al hombre más parecido al actual y hay abundancia de útiles de piedra (herramientas cortantes, hachas etc.) localizadas en las inmediaciones del lugar.
Los primeros testimonios datan del IV milenio antes de Cristo por los restos encontrados en las Cuevas del Plato y de la Chatarra ocupada pos pastores donde aparecen cerámicas con incisiones.
Posteriormente en la Edad del Bronce dejaron testimonios en el Poblado de la Campana cercano a la Venta del Charco.
En su termino municipal se descubrió un poblado celtibérico conocido como Cabeza Baja de Encina Hermosa al que se identifica con Ipolcobulcula, asentamiento humano fortificado, fundado en una época tardía y que alcanzo un gran desarrollo con la presencia romana en el siglo I. Otros asentamientos ibéricos de la época son la Torre de la Gorgolla de la época romana. y las villas romanas del Cortijo del Baño, situado en la Venta del Carrizal, que corresponden a la época Imperial.
Con la llegada de los ejércitos romanos, a partir del 182 a. C. se inicia la romanización en la región, donde se encuentra en la actualidad el Castillo de Locubin a la que se identifica con la antigua Ipolcobulcula ibérica y luego Venta del Carrizal romana.
Tras la presencia musulmana fue conocido como Hisn al-Uqbin, que significaba según unos autores Castillo de las Águilas y para otros Castillo de las Cuevas. Durante el siglo IX participo en la revuelta muladí de Omar Ibn Hafsun pero el Califa Abd-el-Rahman III controlo la rebelión. Tras la desintegración del Califato de Córdoba en el 1033 quedaría ocupado por los ziries de Granada y posteriormente en la jurisdicción de Alcalá La Real.
Durante la historia por su posición fronteriza, el Castillo de Locubin pasó a depender del reino castellano-leones y otras veces de los nazaríes de Granada.
Fue conquistada en 1240 por el rey de Castilla y León Fernando III El Santo.
Después formaría parte de la Orden de Calatrava, formando parte de los límites avanzados de la Encomienda de Martos.
Sería el Infante D. Enrique quien con las milicias de su mayordomo mayor Alfonso Pérez Coronel conquistaría el Castillo de Locubin. Posteriormente el rey Alfonso XI donaba el Castillo de Locubin a Alcalá La Real que había conquistado en 1341.
Esta situación de dependencia se prolongaría hasta la reforma de la Administración provincial de España, obra de Javier de Burgos en 1833.
Ya en el año 1600, el poder municipal reclamaban sin conseguirlo su segregación de Alcalá La Real pero seria en 1627 cuando el rey Felipe IV lo vendía al Marques de Trujillo segregándolo temporalmente porque en 1693 lo recobraba la corona hasta que nuevamente en 1729 lo reclamaban los vecinos pero siguió dependiendo de Alcalá La Real. Durante el Trienio Constitucional (1920-1923) consiguió independizarse temporalmente hasta el 1833 que llego la emancipación definitiva.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero, el Brigadier Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía su partida de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de Despeñaperros.
A principios del siglo XIX, tiene su protagonismo por su proximidad a Bailen, donde se escenifica, la célebre batalla de la Guerra de la Independencia, contra los franceses
En el año 1833, Javier de Burgos, ministro de Fomento, realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Castillo de Locubin, dentro de la provincia de Jaén.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia, quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía, quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas, la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
A lo largo del siglo XIX, se consolida como villa importante y tras el incremento demográfico, se produce una expansión en las actividades productivas, especialmente la segunda mitad del siglo XIX.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Castillo de Locubin, es ocupada por el bando nacional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto:
“Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas, trajo, sin por ello olvidar, otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos, que usaron la extrema dureza.
Vamos a recordar, dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes, que la sufrieron, en su persona, dos genios de la pluma, Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados, por el odio enfermo de los contendientes. Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente, la triste realidad, que denunciaba Mariano José de Larra, del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados, donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social, participaba en actos colectivos como se refleja, el gran genio pictórico, Francisco de Goya, en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado, de mente privilegiada, D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernandos; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía. España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.