Los primeros indicios de la presencia humana en las tierras de
Cazorla se remontan al VI milenio antes de
Cristo, de los más antiguos de la provincia. Se localizaron en el abrigo natural de Valdecuevas, y se relaciona con la cultura de los cazadores con
arco.
Durante la etapa ibérica Cazorla estuvo bajo la égida del gran centro ibérico de
Toya (Peal del Becerro). De esta fase es el Cerrillo de Depósito y el de Castellones de Cavides.
De su pasado
romano existen pruebas de la presencia en la zona de numerosas aldeas cuyo tamaño era superior a la de una villa pero inferior a una ciudad.
Ni durante la etapa visigoda ni en el periodo islámico se menciona específicamente a Cazorla, de lo que se puede deducir que seguiría siendo una aldea sin incidencia especial en los acontecimientos de la época.
En el siglo XIII se produciría un gran giro que convertiría a Cazorla en el centro principal de su zona. Fernando III el
Santo concede al arzobispo de
Toledo, don Rodrigo Ximénez de Rada, diversos lugares de la zona, aún en poder musulmán, para que fuesen conquistados por éste (1231). El batallador prelado no sólo recuperaría esos lugares, sino también un extenso territorio que, más tarde, daría lugar a la comarca histórica del Adelantamiento de Cazorla.
A lo largo de toda la Edad Media, el Adelantamiento de Cazorla constituyó un feudo de la mitra toledana que ejerció sobre él plenas facultades normativas, judiciales y de gobierno, amén de otras de tipo
militar. Los señores del Adelantamiento eran los arzobispos de Toledo, quienes designaban a un adelantado y a otros oficiales para que se ocuparan de su gobierno.
Cuando en 1545, bajo las presiones de Carlos V, fue nombrado adelantado de Cazorla Francisco de los Cobos, secretario del emperador, comenzó un periodo de pugna por el señorío entre la mitra y los Camarasa, descendientes de aquél, que terminó en 1606 con la restitución del Adelantamiento a la
iglesia. En 1811, por decreto de las Cortes de
Cádiz, concluye el periodo de señorío eclesiástico iniciado casi seis siglos atrás.
Cazorla tuvo un papel muy activo en la Guerra de la Independencia. Tras reiterados intentos, las tropas francesas mandadas por el comandante francés Taudacg, se apoderaron de la villa, a lo que le siguieron acciones guerrilleras de rechazo para las que contaban con el apoyo de los vecinos y la orografía Por sus gestas heroicas las Cortes de Cádiz de 1813 le dieron el título de Ciudad y el de "Muy Noble y Muy Leal". En estas mismas Cortes se concedió al
Ayuntamiento el de "Ilustre" y desde el reinado de Alfonso XIII "Excelentísimo" por haberse distinguido en las Guerras Carlistas.
La ciudad de Cazorla fue declarada Conjunto Histórico-
Artístico en 1972.
Los primeros indicios de la presencia humana en las tierras de Cazorla se remontan al VI milenio antes de Cristo, de los más antiguos de la provincia. Se localizaron en el abrigo natural de Valdecuevas, y se relaciona con la cultura de los cazadores con arco. Durante la etapa ibérica Cazorla estuvo bajo la égida del gran centro ibérico de Toya (Peal del Becerro). De esta fase es el Cerrillo de Depósito y el de Castellones de Cavides. De su pasado romano existen pruebas de la presencia en la zona de numerosas aldeas cuyo tamaño era superior a la de una villa pero inferior a una ciudad. En el siglo XIII se produciría un gran giro que convertiría a Cazorla en el centro principal de su zona. Fernando III el Santo concede al arzobispo de Toledo, don Rodrigo Ximénez de Rada, diversos lugares de la zona, aún en poder musulmán, para que fuesen conquistados por éste (1231). El batallador prelado no sólo recuperaría esos lugares, sino también un extenso territorio que, más tarde, daría lugar a la comarca histórica del Adelantamiento de Cazorla. A lo largo de toda la Edad Media, el Adelantamiento de Cazorla constituyó un feudo de la mitra toledana que ejerció sobre él plenas facultades normativas, judiciales y de gobierno, amén de otras de tipo militar. Los señores del Adelantamiento eran los arzobispos de Toledo, quienes designaban a un adelantado y a otros oficiales para que se ocuparan de su gobierno. Cuando en 1545, bajo las presiones de Carlos V, fue nombrado adelantado de Cazorla Francisco de los Cobos, secretario del emperador, comenzó un periodo de pugna por el señorío entre la mitra y los Camarasa, descendientes de aquél, que terminó en 1606 con la restitución del Adelantamiento a la iglesia. En 1811, por decreto de las Cortes de Cádiz, concluye el periodo de señorío eclesiástico iniciado casi seis siglos atrás. Cazorla tuvo un papel muy activo en la Guerra de la Independencia. Tras reiterados intentos, las tropas francesas mandadas por el comandante francés Taudacg, se apoderaron de la villa, a lo que le siguieron acciones guerrilleras de rechazo para las que contaban con el apoyo de los vecinos y la orografía Por sus gestas heroicas las Cortes de Cádiz de 1813 le dieron el título de Ciudad y el de Muy Noble y Muy Leal. En estas mismas Cortes se concedió al Ayuntamiento el de Ilustre y desde el reinado de Alfonso XIII Excelentísimo por haberse distinguido en las Guerras Carlistas. La ciudad de Cazorla fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1972.
HISTORIA. Siendo esta pobl. de grande
antigüedad, muchos se han esforzado en hallarla conocida por los escritores del imperio romano, y han buscado su identidad con alguna de las que aquellos nos dejaron nombradas; pero todas sus conjeturas no han bastado a dar la reducción que no pueda calificarse más bien que científica, voluntaria. Cazorla, sin embargo, es constante hubo de existir desde la más remota antigüedad. Su posición fuerte debió darla importancia militar en todos tiempos. Con propiedad expresa cierto historiador haberse posesionado de Segura y de Cazorla Mohamed Abul Avivad, apellidado el Ciego, cuando habiéndose fugado de la prisión en que se le tenía en
Córdoba, y llegado a Toledo con el auxilio de los parciales que encontró en esta c., pasó a acaudillar los descontentos que se habían reunido en las sierras de
Jaén (año de 781,). Cazorla debió ser el centro de aquella guerra que puso en cuidado al emir Abd-el-Rahman, quien no consiguió el sofocarla hasta el año siguiente, echando el resto de sus recursos. En el siglo XIII viene a figurar en la contienda entre cristianos y musulmanes. Fué concedida su conquista por el rey
San Fernando al arz. D. Rodrigo Giménez, otorgándole su pleno dominio espiritual y temporal; a pesar de los repetidos ataques con que la acosó este prelado, tardó 8 años a reducirla (1240). Desde entonces no volvió a poder de los sarracenos, poemas que se esforzaron en conseguirlo. Establecióse en ella un adelantado: el primero fue Pedro Díaz Carrillo de Toledo, quien como tal, vigilaba, resistía y atacaba a los enemigos fronterizos, proveía las necesidades del
pueblo y cumplía las órdenes del arz., cuyo señorío espiritual ha continuado hasta el día. No así el señorío temporal: de este fue despojado el toledano por el rey Carlos I, quien lo concedió a D. Francisco de los Cobos, por cuya muerte se trasmitió a sus sucesores, los marqueses de Camarasa, quienes lo poseyeron hasta el año 1601, en que se concluyó el pleito seguido por los arzobispos, sobre esta posesión, terminándose a favor del cardenal D. Reinardo de Rojas y Sandoval, cuyos sucesores vinieron a poseerlo igualmente, nombrando ayunt. y corregidores letrados, hasta la extinción de estas prerrogativas señoriales. La v. de Cazorla se distinguió considerablemente por su patriotismo en la guerra de la Independencia: los franceses, después de repetidas tentativas, lograron apoderarse de ella; la saquearon e incendiaron en su mayor parte (año 1811): los vecinos de Cazorla, después de ver la
ruina de sus hogares, continuaron haciendo la guerra a los franceses, sin nunca someterse a su yugo. En 1813 mereció, por sus señalados servicios, que se le diese el título de c. en cambio del de v. que disfrutaba desde que fue conquistada del poder de los agarenos. También se ha distinguido en la última guerra civil, manifestando suma decisión por el trono de Isabel II y los principios liberales, que en él se hallan simbolizados. En principios de febrero de 1838, fue sorprendida por los carlistas expedicionario; mas apenas la pisaron cuando hubieron de evacuarla. Hace por armas, entre dos
escudos pastorales, un cast., y en medio de él una estrella.
* Diccionario Geográfico - Estadístico - Histórico de
España. Pascual Madoz, 1848.