No quisiera opinar a la ligera, no he leído ninguno de los dos, aunque la primera, si te soy sincera, después de verla en Gran Hermano (si, yo soy parte de la masa, lo confieso sin rebozo), no me quedan muchas ganas de abrir un libro suyo. Coincido en la opinión de la mirada al ombligo (ya te digo, superficialmente puesto que no he leído nada suyo, de hecho no sabía siquiera quién era hasta Gran Hermano y aún así tampoco lo tengo muy claro) y la gente que lleva un espejo colocado en la cintura para poder mirarse mejor el ombligo, la verdad es que no suele ser de mi agrado.