De todas formas, creo que ninguno podemos entrar a juzgar la ética de quitar o no las fiestas para amortizar parte de la deuda porque creo que ninguno estamos preparados para ello (yo el primero) y si alguno creemos que lo estamos, podríamos haberlo pensado antes y habernos presentado a alcaldes a ver si salíamos y lo solucinábamos (y vuelto a meterme yo el primero).