JUAN ANTONIO, a secas, pues no necesita de apellidos para presentarse, es la personalidad más humana y controvertida que he conocido en los últimos diez años de mi vida, en busca de personajes realmente originales. Me bastaron tres días, en el maravilloso pueblo de Chiclana de Segura, para conocer a este viejo enigmático. Nació en 1928, pero su salud es de hierro. Yo mismo le tomé la tensión y me quedé sorprendido del equilibrio interior de su circulación. Vivió una posguerra muy, muy pobre y sólo salió de Chiclana para hacer el servicio militar en Barcelona. Cuando regresó a su casa aprendió a hacer helado y con un carretón salía a venderlos por las calles. El mismo Alcalde me dijo tener una foto de Juan Antonio vendiendo helado con medio metro de nieve.
Luego agregó las chucherías. Y esto ha sido su vida, vender. No sabe hacer otra cosa. Yo lo conocí en el único kiosco de Chiclana, que es segunda casa. Pequeño y atiborrado bajo un árbol. Camina apoyado sobre un bastón porque de joven se rompió la pierna. Desde entonces pensó vivir soltero para no ser mantenido por nadie y yo supongo que ahora es un viejo perseguido por nacionales y extranjeras. No cree en el amor, sino en él. Ama a su pueblo y cree en la gente. Lo ví regar la única planta con flores de todo el paseo, para que el paseo esté alegra. Y no va a misa porque es cojo, pero sí a la taberna andando poquito a poco. Pero no va, porque es sobrio. Sólo bebe el vino justo, el que antaño beberían los dioses de ese Olimpo que es Chiclana. Muy cerca del cielo.
He leído que alguien le llamó “palillero”. ¿Por qué, no? Cada cual es libre de decir lo que quiera. Debemos recordar que en el mundo de la popularidad unos se llevan la lana y otros la fama. Y Julio Antonio se lleva la lana y la fama. Es el personaje más popular de Chiclana de Segura. Eso que no se produce como un fenómeno sólo de vez en cuando, como el caso Manrique.
Luego agregó las chucherías. Y esto ha sido su vida, vender. No sabe hacer otra cosa. Yo lo conocí en el único kiosco de Chiclana, que es segunda casa. Pequeño y atiborrado bajo un árbol. Camina apoyado sobre un bastón porque de joven se rompió la pierna. Desde entonces pensó vivir soltero para no ser mantenido por nadie y yo supongo que ahora es un viejo perseguido por nacionales y extranjeras. No cree en el amor, sino en él. Ama a su pueblo y cree en la gente. Lo ví regar la única planta con flores de todo el paseo, para que el paseo esté alegra. Y no va a misa porque es cojo, pero sí a la taberna andando poquito a poco. Pero no va, porque es sobrio. Sólo bebe el vino justo, el que antaño beberían los dioses de ese Olimpo que es Chiclana. Muy cerca del cielo.
He leído que alguien le llamó “palillero”. ¿Por qué, no? Cada cual es libre de decir lo que quiera. Debemos recordar que en el mundo de la popularidad unos se llevan la lana y otros la fama. Y Julio Antonio se lleva la lana y la fama. Es el personaje más popular de Chiclana de Segura. Eso que no se produce como un fenómeno sólo de vez en cuando, como el caso Manrique.