En un acogedor
restaurante escondido en el corazón de Kansas, una camarera llamada Emily trabajaba en un turno que cambiaría para siempre el curso de su vida. Una tarde, un hombre y su esposa se sentaron tranquilamente en una de sus mesas. Antes de siquiera mirar el menú, pidieron tímidamente los dos platos más baratos. Explicaron que no habían recibido sus cheques de pago en meses debido a dificultades económicas y solo podían permitirse el mínimo.
Sin pensarlo dos veces, Emily sugirió un par
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