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Buenas noches Antonia.. felices sueños., un abrazo... ya hasta que tú escribas y me digas que todo ha salido bien.
Me gustan las personas que a pesar de no saber bailar, bailan. Que aunque no saben cantar, cantan. Que aunque no entienden la vida, viven.
Un tigre y un cuervo se encontraban en medio de una acalorada discusión sobre quién de los dos era el más formidable. Con su arrogancia habitual, el tigre proclamó: "Soy una bestia salvaje, mi poder es incomparable". El cuervo, sin inmutarse, replicó: "Tus palabras no me afectan, yo soy el verdadero rey del aire". Justo cuando la disputa alcanzaba su clímax, un grupo de cazadores apareció, armados y decididos. Con astucia, lanzaron una red que atrapó al tigre, quien fue sedado sin poder resistir. El cuervo, también víctima de un dardo tranquilizante, fue apresado y llevado a una jaula, mientras el tigre era conducido a una oscura mazmorras.
Al abrir los ojos, el tigre se percató de su triste realidad: estaba atrapado en una celda, sin posibilidad de huir. Sus garras rasguñaban los fríos barrotes de hierro, pero la libertad se le escapaba como un sueño lejano. Por su parte, el cuervo, al despertar, también se dio cuenta de que su destino era el mismo; su jaula le robaba el vuelo, y a pesar de sus intentos de aletear, no podía elevarse hacia el cielo. Así transcurrieron los meses, y la tristeza se apoderó de ambos, prisioneros de la codicia de los cazadores que los mantenían bajo su control. El tigre, debilitado por la escasa alimentación, compartía su sufrimiento con el cuervo, que también padecía la falta de sustento.
En un día cualquiera, uno de los cazadores dejó la jaula del cuervo entreabierta. Fue en ese instante que el cuervo, sintiendo el aire fresco de la libertad, alzó el vuelo y se alejó a gran velocidad. Sin embargo, mientras surcaba los cielos, un pensamiento cruzó su mente: el tigre, su amigo, aún estaba atrapado. Decidido a ayudarlo, regresó con cautela al lugar donde se encontraban los cazadores. Con sigilo, tomó la llave que abría la mazmorras y llamó al tigre: " ¡Hola, amigo! He venido a salvarte". Al asomarse por la ventana, el tigre vio al cuervo sosteniendo la llave con sus garras. Extendió sus patas y el cuervo le entregó la llave. Juntos, escaparon con furia: el cuervo surcando el cielo y el tigre corriendo ágilmente entre los árboles.
Una vez que lograron escapar, el tigre se volvió hacia el cuervo y le dijo: gracias, amigo, por tu valiosa ayuda; sin duda, tú eres superior a mí. El cuervo, con sabiduría, le respondió: no, amigo, no soy mejor que tú, así como tú no eres mejor que yo. La clave está en mantener la humildad, reconocer nuestras fortalezas sin vanidad y ayudar a los demás. La vida es como una ruleta, y nunca sabemos en qué momento nos sorprenderá. No sabemos quién estará dispuesto a extendernos la mano. El tigre sonrió y dijo: gracias, amigo, te admiro. Luego continuaron su huida, y los cazadores jamás volvieron a tener noticias de ellos. ... (ver texto completo)
La vida sin sentido del humor, ni es vida, ni tiene sentido..
La vida es un maravilloso Regalo el problema es que No todos sabemos envolverlo bien.
La finalidad de la educación es infundir sabiduría, la cual consiste en saber usar bien nuestros conocimientos y habilidades
Buenas noches Antonia. felices sueños.. un abrazo y buena suerte en tu operación
Somos lugares de paso, la gente entra y sale de nuestras vidas; alguien toma algo, alguien deja algo...
No mires hacia atrás porque puedes perderte lo que tiene enfrente.
El único amor incondicional, que soporta todo y lo da todo sin esperar nada a cambio es el amor de una madre.
Hay algo maravilloso que nos regalan los años. dejar de correr detrás de quienes saben donde encontrarnos.
La amistad es el ingrediente más importante en la receta de la vida.
Buenas noches Antonia. feliz descanso. un besillos.
El eco de la soledad, triste historia

En un pueblo olvidado por el tiempo, vivía una anciana llamada Doña Clara. Su rostro, surcado por arrugas, contaba historias de una vida de sacrificios y amores perdidos. Sus ojos, opacos y cansados, aún guardaban el brillo tenue de la esperanza. Sus pasos eran lentos, su cuerpo frágil, pero su corazón seguía latiendo con la fuerza de quien ha sobrevivido demasiado.
Doña Clara había sido madre de tres hijos, quienes, como el viento, habían volado lejos en ... (ver texto completo)
Compartir tiempo también es un regalo, y de los más bonitos que existen.