El amigo Belmontes, menciono no hace mucho la escuela de Emilio, en su historia interminable.
Deberíamos recordar que fue la universidad popular de Frailes, adelantada a su tiempo, quizas las escuelas del futuro sean como ella.
Era una cuadra empedrada, iluminada únicamente por una puertecita que daba a un pequeño patio donde afilábamos los pizarrines en una piedra amoladera.
El grupo de chavales era muy heterogeneo, desde los que empezaban con las cuatro reglas, hasta los que ya hacian dictados, eso si en una pizarra con marco de madera, por un lado las cuentas por otro el dictado, se borraba con un trapo y lista para el dia siguiente.
Como podéis comprender en frailes ya nos habíamos adelantado a los ordenadores de la Junta de Andalucia.
los mayores ayudaban a los mas pequeños y todos eran controlados por aquel hombre inmóvil, que con su regla y autoridad doctoro en el master de la enciclpedia Alvarez a un par degeneraciones de fraileros.
No había recreo, ni rotuladores de colores, aun no se había inventado el bollycao y lo ultimo en juguetes interactivos eran los mistos de carton, una tira de carton en la que unos goterones rojos hacían que una vez rascados en la pared o el suelo comenzaran pequeñas explosiones, tac, tac tac, mientras corríamos detrás de los compañeros asustados.
Jugábamos a la tita, con un cartucho de escopeta y alguna perragordas que intentabamos derribar desde lejos con un trozo de tejoleta.
Nunca nos dijeron que queríamos comer, preguntábamos expectantes, que había para comer. y siempre acabamos el plato.
un abrazo, a todos, donde quiera que estéis, animate con sin razón o con ella
Deberíamos recordar que fue la universidad popular de Frailes, adelantada a su tiempo, quizas las escuelas del futuro sean como ella.
Era una cuadra empedrada, iluminada únicamente por una puertecita que daba a un pequeño patio donde afilábamos los pizarrines en una piedra amoladera.
El grupo de chavales era muy heterogeneo, desde los que empezaban con las cuatro reglas, hasta los que ya hacian dictados, eso si en una pizarra con marco de madera, por un lado las cuentas por otro el dictado, se borraba con un trapo y lista para el dia siguiente.
Como podéis comprender en frailes ya nos habíamos adelantado a los ordenadores de la Junta de Andalucia.
los mayores ayudaban a los mas pequeños y todos eran controlados por aquel hombre inmóvil, que con su regla y autoridad doctoro en el master de la enciclpedia Alvarez a un par degeneraciones de fraileros.
No había recreo, ni rotuladores de colores, aun no se había inventado el bollycao y lo ultimo en juguetes interactivos eran los mistos de carton, una tira de carton en la que unos goterones rojos hacían que una vez rascados en la pared o el suelo comenzaran pequeñas explosiones, tac, tac tac, mientras corríamos detrás de los compañeros asustados.
Jugábamos a la tita, con un cartucho de escopeta y alguna perragordas que intentabamos derribar desde lejos con un trozo de tejoleta.
Nunca nos dijeron que queríamos comer, preguntábamos expectantes, que había para comer. y siempre acabamos el plato.
un abrazo, a todos, donde quiera que estéis, animate con sin razón o con ella
Hola Antonio, buenas noches... como siempre y con tus relatos tienes la facultad de trasladarme a aquellos mundos de nuestra infancia (que no eran precisamente los de YUPPI) pero que nos hicieron tan felices... siguiendo el hilo de tus relatos y aproximándose las fechas de Navidad recuerdo con muchisimo cariño aquellas navidades de nuestra generación, en las que no habia ni turrón, ni marisco, ni cava, ni cordero... ni ná de ná... bueno sí había muchisima ilusión, recuerdas aquel escaparate de Pepillo el caminero en donde pegábamos las narices hasta que se nos quedaban tan heladas que no las sentiamos, oteando hasta el más mínimo de los detalles de todos y cada uno de los juguetes que supuestamente nos iban a traer los Reyes, aunque rara vez nuestras peticiones, coincidian con la realidad del dia 6, y recuerdas el belén de la ermita, de aquellas jornadas previas al dia de Nochebuena en donde se juntaba todo el barrio cantando villancicos... la mercedes de la pajota y la Virtudes con la almirez y quien tocaba la pandereta? no recuerdo.... de quien era la zambomba que llevaban en "Parrigüelas".... nosotros los niños pediamos el aguilando (que ahora es aguinaldo) tocando con piedras y el más suertudo tenía una zambomba y unas "Carrañacas". También recuerdo ese olor característico de este tiempo y el chillar de los cochinos al ser sacrificados para la matanza en donde era todo un acontecimiento pués se reunia toda la familia, el olor de la fábrica del pan, a mantecaos y polvorones, a bollos de aceite con matalauva, nueces, almendras y pasas.... y sobre todo me acuerdo de aquel villancico que decia"Vivan los mantecaos, vivan los polvorones, viva Doña Gabriela que nos dá las vacaciones...."hemos sido muy afortunados nuestra infancia ha estado llena de olores y sabores que aún perduran en nuestra mente y sobre todo hemos sido muy felices a pesar de las carencias... Saludos