FRAILES: Hola Trini y demás foreros, ya que todos nos estamos...

Hola Trini y demás foreros, ya que todos nos estamos destapando un poco yo no voy a ser menos. Os contaré un poco mi historia: soy hija de Indale "Pacheque"hijo a su vez de Isabel y Luís, y de María de "Montador" hija ésta de Felipe y de Virtudes, (Trini no sé si los recordarás, ellos a ti si). Yo era una niña dicharachera a la que le gustaban mucho las artes escénicas, cantar, bailar, recitar, hacer teatro y gracias a la boticaria de entonces Doña Inmaculada (hoy en día mi suegra), pude conocer y poner en práctica estas aficciones. Cumplí 18 años y les comuniqué a mis padres lo mismo que Concha Velasco cantaba en su canción,"mamá quiero ser artista", ellos no se sorprendieron mucho, pues no había teatro que yo no hicera, ni follón en el que yo no estuviera, pero la realidad es que a ellos les hubiera gustado más que hiciera magisterio. Sin dudarlo ni un instante me encaminé para Córdoba, donde realicé mis estudios de Arte Dramático, una vez realizados me casé y emprendí viaje a Madrid donde mi marido ejercía de médico en un pueblo de la sierra, Collado Mediano, allí tenia la firme intención de matricularme en la Escuela de doblaje, pero mis planes se vieron truncados porque mi marido que era y es un gran estudiante sacó las oposiciones de Andalucía y nos situamos en Priego de Córdoba, pero yo no me resistía a olvidarme del teatro y comencé a hacer mis pinitos como directora en la Escuela municipal de Teatro de Lucena, ciudad próxima; allí hice muy buenos amigos y adquirí una buena experiencia. Pero mi primer bebé llamó a la puerta y nos trajo de nuevo a Frailes al calor de los abuelos. Y ahora tengo 34 años, un marido que ejerce de "matasanos" en Almedinilla cerca de Priego, y dos retoños Elia y Martín, la primera de 6 años y el segundo de 20 meses. Y aquí estoy en mis labores de crianza, esperando que en la madurez pueda recuperar mi trabajo si pasa un tren como le ocurrió a Maria Galiana, o Un Santiago Segura que le devolvió la felicidad al maestro Tony Leblanc, la esperanza y la ilusión no se deben perder nunca. Se acabó que canso. Un saludo.