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Era un suave día de primavera cuando me encontraba pescando en el rio de valdepeñas de jaén, aquel día comenzo sin pena ni gloria, al despuntar el día me encontraba en mitad del rio, los rayos de sol se colaban entre los grandes alamos y las mimbres de la orillas, una pequeña brisa hizo estremecer los arboles soltando suavemente esos pequeños algondocillos de los alamos en primavera,
delante de mi se encontraba una larga tabla de agua y al fondo terminaba en una gran poza que chocaba contra una mimbre que se bañaba en el agua; alze mi caña y lance la cucharilla al final de la poza, deje que tomara un poco de profundidad, comenze a recojer el señuelo, y al llegar a la entrada de la poza alli estaba, senti el tirón brosco, el carrete solto un poco de hilo, la trucha intentaba luchar por soltarse, pero al final se rindió.
Hay estaba, tan fragil, una preciosa trucha arcoiris, con una librea entre azul y violeta.
En aquel momento mientras escuchaba el murmullo del del agua y deje escapar entre mis manos al pez que acababa de capturar, me di cuanta que me daba mas alegria devolverlo al agua, que tener que sacrificarlo para echarlo en la cesta.
Para disfrutar de la naturaleza, hay que sentirla y respetarla.
delante de mi se encontraba una larga tabla de agua y al fondo terminaba en una gran poza que chocaba contra una mimbre que se bañaba en el agua; alze mi caña y lance la cucharilla al final de la poza, deje que tomara un poco de profundidad, comenze a recojer el señuelo, y al llegar a la entrada de la poza alli estaba, senti el tirón brosco, el carrete solto un poco de hilo, la trucha intentaba luchar por soltarse, pero al final se rindió.
Hay estaba, tan fragil, una preciosa trucha arcoiris, con una librea entre azul y violeta.
En aquel momento mientras escuchaba el murmullo del del agua y deje escapar entre mis manos al pez que acababa de capturar, me di cuanta que me daba mas alegria devolverlo al agua, que tener que sacrificarlo para echarlo en la cesta.
Para disfrutar de la naturaleza, hay que sentirla y respetarla.
Malos pelos, a mi también me ha gustado tu mensaje.
Yo no recuerdo el día que me hice pescador, lo que sí recuerdo es que fué de la mano de mi cuñao, que como muchos sabéis era un gran apasionado de éste deporte, lo que sí recuerdo es que fué en el rio de Frailes y en su compañía ahí fué donde sentí el primer tirón, no sé si finalmente con exito o nó, pero tarde o temprado tuve la recompensa. Hubo una época donde practicaba bastante el arte de la pesca, muchos días me amanecía y también me anochecía en el río.
También tengo buen recuerdo del primer concurso de la asociación en el que participé, fue una experiencia nueva y gratificante, también conseguí alguna que otra captura, también recuerdo al amigo José, desempeñando su papel de medio juez, medio guarda, que ese día le tocó realizar, revisando que todo el mundo pescara dentro de las normas establecidas, por ese motivo, mientras yó pescaba en la poza de Santi, se asomó y desde lejos me preguntó que con qué estaba pescando, le dije que con unas bolas de plástico, el, todo desconfiado como buen guarda, me hizo sacar el cebo del agua y acercarselo a la orilla para que lo puediera inspeccionar, me parece que se quedó con las ganas de denunciarme, pero no le dí opción alguna, todo estaba correcto y dentro de lo que marcaban las normas. A día de hoy puedo estar orgulloso de no haber utilizado en ningun concurso ningún cebo ni arte no permitida.
Mjob, desconocía que habías sido pescadora en algún momento. Entiendo la sensación esa que explicas cuando sentiste el tirón del sedal. Tengo también al respecto una experiencia agridulce, un día de calor tremendo, después de alguna que otra hora río abajo y ni rastro de ninguna trucha, cuando estaba llegando a la altura de la Ribera Baja, sentí el tirón del sedal, el corazón se puso a cien, más que nada por la sorpresa de encontrar una trucha tan lejos del sitio donde las soltaban, la mala sensación llegó después cuando me dí cuenta que era un truchón descomunal, que rompió el sedal y se quedó tan pancha en la poza, y que después de ir varios días a buscarla al amanecer, me quedé con la gana de capturarla, hasta que un día llegué y yá no estaba.
Malos pelos, hoy he visto una nueva forma de pesca (con mando a distancia), ¿? Es también una fueraborda como la tuya, pero en miniatura y teledirijida, con un metro y pico de sedal y de señuelo algo parecido a un pooper, con el mando la adentra dentro del pantano y finalmente pica, y con el mando se trae el pez hasta la horilla. Comodo ¿verdad?
Yo no recuerdo el día que me hice pescador, lo que sí recuerdo es que fué de la mano de mi cuñao, que como muchos sabéis era un gran apasionado de éste deporte, lo que sí recuerdo es que fué en el rio de Frailes y en su compañía ahí fué donde sentí el primer tirón, no sé si finalmente con exito o nó, pero tarde o temprado tuve la recompensa. Hubo una época donde practicaba bastante el arte de la pesca, muchos días me amanecía y también me anochecía en el río.
También tengo buen recuerdo del primer concurso de la asociación en el que participé, fue una experiencia nueva y gratificante, también conseguí alguna que otra captura, también recuerdo al amigo José, desempeñando su papel de medio juez, medio guarda, que ese día le tocó realizar, revisando que todo el mundo pescara dentro de las normas establecidas, por ese motivo, mientras yó pescaba en la poza de Santi, se asomó y desde lejos me preguntó que con qué estaba pescando, le dije que con unas bolas de plástico, el, todo desconfiado como buen guarda, me hizo sacar el cebo del agua y acercarselo a la orilla para que lo puediera inspeccionar, me parece que se quedó con las ganas de denunciarme, pero no le dí opción alguna, todo estaba correcto y dentro de lo que marcaban las normas. A día de hoy puedo estar orgulloso de no haber utilizado en ningun concurso ningún cebo ni arte no permitida.
Mjob, desconocía que habías sido pescadora en algún momento. Entiendo la sensación esa que explicas cuando sentiste el tirón del sedal. Tengo también al respecto una experiencia agridulce, un día de calor tremendo, después de alguna que otra hora río abajo y ni rastro de ninguna trucha, cuando estaba llegando a la altura de la Ribera Baja, sentí el tirón del sedal, el corazón se puso a cien, más que nada por la sorpresa de encontrar una trucha tan lejos del sitio donde las soltaban, la mala sensación llegó después cuando me dí cuenta que era un truchón descomunal, que rompió el sedal y se quedó tan pancha en la poza, y que después de ir varios días a buscarla al amanecer, me quedé con la gana de capturarla, hasta que un día llegué y yá no estaba.
Malos pelos, hoy he visto una nueva forma de pesca (con mando a distancia), ¿? Es también una fueraborda como la tuya, pero en miniatura y teledirijida, con un metro y pico de sedal y de señuelo algo parecido a un pooper, con el mando la adentra dentro del pantano y finalmente pica, y con el mando se trae el pez hasta la horilla. Comodo ¿verdad?