A las buenas noches a todos.
La crónica del dessafío..... constaría de muuuuucha escritura, pero intentaré resumir desde lo que yo he vivido como colaborador y como participante. Esta prueba es un día, para el pueblo, una avalancha de gente y coches pisoteando todas las calles, para los corredores un día más o menos duro, con más o menos atenciones hacia ellos, con más o menos premios para unos u otros, distintas asistencias, comida.... etc, para estos es solo un día. Para la organización del evento son muchos días y meses para conseguir realizarla y realizarla bien y que el noventa y nueve por ciento de los participantes terminen satisfechos por la acogida, porque siempre habrá un uno por ciento que le pondrá pegas a cualquier detalle. A este grupo organizativo tuve el privilegio de poderme unir en el dessafío del año pasado y desde mi modesta posición poder ir ayudando en lo que estuviera a mi alcance, para mi modo de ver, comparable a un grano de arena en el desierto. Este año al ser nuestro pueblo el que acogiera la prueba, razón de más para intentar arrimar más el hombro, muchos días de leyendas de correos entre nosotros que nos mantenían al día de como iban los trabajos de unos y de otros a pesar de la distancia que nos separaba, gracias a internet. Estres en las últimas horas previas a la llegada de la avalancha de participantes desde el viernes por la tarde hasta el sábado por la mañana, nervios por parte de todos, pero cuando el trabajo está bien hecho termina dando sus frutos. Buena comida, comida de calidad y caliente para todos los participantes conforme iban terminando, que no pasara como el año pasado en Valdepeñas, que era poca, mala y cara. En todos los dessafíos, la comida a los participantes corre a cuenta del ayuntamiento anfitrión. Llegó el día esperado y la hora de la salida se acercaba, el tiempo se me echaba encima, terminé llevando al recinto ferial unos ochenta bocadillos y ayudando a ponerlos con su refresco y fruta, trabajo este que dejé a medias, porque salí pitando para prepararme, como siempre a última hora y con prisas, para colmo quedé en mi casa a las ocho con los distintos voluntarios que teníamos de Frailes para organizarse y situarse en los cruces y parar a los coches durante el recorrido urbano previo que hacían los ciclistas antes de llegar al lugar donde se daría la salida oficial. Una vez todo preparado, nos vamos de ruta.
Desde el punto de vista de un participante….. poco antes de las nueve allí estábamos todos los mejores dejando paso a todas las criaturitas desvalidas que salieran los primeros, y fueron buenos momentos estos, mucha ilusión por parte de todos, muy buen rollo y compañerismo y muy buen humor, ingredientes estos imprescindibles para poder disfrutar de una ruta tan dura. Me alegro éste año de haber afrontado la carrera con otra filosofía y eso me ha hecho disfrutar mucho de todas las situaciones, sobre todo de la primera mitad del recorrido, con muchos de los compañeros caballeros rodantes de la telaraña redonda, con los que no paraba uno de reírse. Tuve también oportunidad de compartir los primeros kilómetros en compañía de un amigo de la infancia, (Rafa) con el que comencé en aquellos años a hacer bicicleta, de carretera, y que desde entonces no había tenido oportunidad de volver a compartir con el, este bello deporte. Aquí los amigos José y Carlos los perdí de vista bien pronto, ellos lo tenían claro, iban directos hacia el triunfo y no querían saber nada de nadie, iban como flechas “nasios pa matar”, jejejeje, además que llevaban su propio vehiculo de asistencia en viaje detrás de ellos con una nevera fea de grande, que no quiero ni imaginar lo que llevarían allí dentro los muy pájaros.
La crónica del dessafío..... constaría de muuuuucha escritura, pero intentaré resumir desde lo que yo he vivido como colaborador y como participante. Esta prueba es un día, para el pueblo, una avalancha de gente y coches pisoteando todas las calles, para los corredores un día más o menos duro, con más o menos atenciones hacia ellos, con más o menos premios para unos u otros, distintas asistencias, comida.... etc, para estos es solo un día. Para la organización del evento son muchos días y meses para conseguir realizarla y realizarla bien y que el noventa y nueve por ciento de los participantes terminen satisfechos por la acogida, porque siempre habrá un uno por ciento que le pondrá pegas a cualquier detalle. A este grupo organizativo tuve el privilegio de poderme unir en el dessafío del año pasado y desde mi modesta posición poder ir ayudando en lo que estuviera a mi alcance, para mi modo de ver, comparable a un grano de arena en el desierto. Este año al ser nuestro pueblo el que acogiera la prueba, razón de más para intentar arrimar más el hombro, muchos días de leyendas de correos entre nosotros que nos mantenían al día de como iban los trabajos de unos y de otros a pesar de la distancia que nos separaba, gracias a internet. Estres en las últimas horas previas a la llegada de la avalancha de participantes desde el viernes por la tarde hasta el sábado por la mañana, nervios por parte de todos, pero cuando el trabajo está bien hecho termina dando sus frutos. Buena comida, comida de calidad y caliente para todos los participantes conforme iban terminando, que no pasara como el año pasado en Valdepeñas, que era poca, mala y cara. En todos los dessafíos, la comida a los participantes corre a cuenta del ayuntamiento anfitrión. Llegó el día esperado y la hora de la salida se acercaba, el tiempo se me echaba encima, terminé llevando al recinto ferial unos ochenta bocadillos y ayudando a ponerlos con su refresco y fruta, trabajo este que dejé a medias, porque salí pitando para prepararme, como siempre a última hora y con prisas, para colmo quedé en mi casa a las ocho con los distintos voluntarios que teníamos de Frailes para organizarse y situarse en los cruces y parar a los coches durante el recorrido urbano previo que hacían los ciclistas antes de llegar al lugar donde se daría la salida oficial. Una vez todo preparado, nos vamos de ruta.
Desde el punto de vista de un participante….. poco antes de las nueve allí estábamos todos los mejores dejando paso a todas las criaturitas desvalidas que salieran los primeros, y fueron buenos momentos estos, mucha ilusión por parte de todos, muy buen rollo y compañerismo y muy buen humor, ingredientes estos imprescindibles para poder disfrutar de una ruta tan dura. Me alegro éste año de haber afrontado la carrera con otra filosofía y eso me ha hecho disfrutar mucho de todas las situaciones, sobre todo de la primera mitad del recorrido, con muchos de los compañeros caballeros rodantes de la telaraña redonda, con los que no paraba uno de reírse. Tuve también oportunidad de compartir los primeros kilómetros en compañía de un amigo de la infancia, (Rafa) con el que comencé en aquellos años a hacer bicicleta, de carretera, y que desde entonces no había tenido oportunidad de volver a compartir con el, este bello deporte. Aquí los amigos José y Carlos los perdí de vista bien pronto, ellos lo tenían claro, iban directos hacia el triunfo y no querían saber nada de nadie, iban como flechas “nasios pa matar”, jejejeje, además que llevaban su propio vehiculo de asistencia en viaje detrás de ellos con una nevera fea de grande, que no quiero ni imaginar lo que llevarían allí dentro los muy pájaros.