Aunque sigo en baja forma, como ya habéis notado y muchos, intentáis animar, cosa que os agradezco. No puedo por menos que, darle un poco a la tecla, con el deseo de felicitaros en este día que tantas opciones nos permite; Por padres, por obreros y por onomástica a todos los Joses, pepes, Josefas y Pepas.
Así es que, daos todos por felicitados, cada uno por lo que le corresponda pero todos, con el inmenso cariño que os tiene este viejo paisano.
Un abrazo
Así es que, daos todos por felicitados, cada uno por lo que le corresponda pero todos, con el inmenso cariño que os tiene este viejo paisano.
Un abrazo
Bien por el señor Elvira Martín, por parte de padre y madre, ya que ahora que escribe poco tienen más valor sus palabras. Muchas gracias por sus felicitaciones, pero en mi caso las tomo de manera diminutiva (aunque eso sí, con mucho orgullo), porque padre si que soy, pero de uno, que comparado con los 8 hijos de mi padre, me quedo en padrecito. y de trabajador ni hablemos, que aunque ahora me levante a las cinco y media de la mañana para ir a trabajar, comparado con lo que usted ha trabajado a lo largo de su vida, solo puedo aspirar a ser un simple burgués. Y hasta en la felicitación del nombre sigo en diminutivo que no he sido capaz de llegar a Jose Antonio y me he quedado en Antonio a secas.
Me uno a ti en la condolencia de no poder asistir juntos a la Fiesta del Vino, después del grato recuerdo que nos dejó el año pasado el año pasado, pero tirando de la reconocida y a veces criticada chulería madrileña, me gustaría retar a nuestro querido Medio-Bigote y a los compinches que lo deseen, a aceptar la invitación por mi parte en el reconocido G. M. de unas servesillas resplandecientes del color de la amistad y llenas del sabor de la esperanza. Seguro que nuestra Toñi y su santo Antonio se apuntan sin reparos a esta degustación.
Ahí queda el guante y mientras se recoje, mis felicitaciones a los Pepes y Pepis.
Un fuerte abrazo.
Me uno a ti en la condolencia de no poder asistir juntos a la Fiesta del Vino, después del grato recuerdo que nos dejó el año pasado el año pasado, pero tirando de la reconocida y a veces criticada chulería madrileña, me gustaría retar a nuestro querido Medio-Bigote y a los compinches que lo deseen, a aceptar la invitación por mi parte en el reconocido G. M. de unas servesillas resplandecientes del color de la amistad y llenas del sabor de la esperanza. Seguro que nuestra Toñi y su santo Antonio se apuntan sin reparos a esta degustación.
Ahí queda el guante y mientras se recoje, mis felicitaciones a los Pepes y Pepis.
Un fuerte abrazo.