CRÓNICA DE UNA DESILUSIÓN
Jamás odié tanto la lluvia en época de sequía.
Jamás hablé tan alto y fui escuchado por tan poca gente.
Jamás el hurto de un globo me pareció mas grave que un atraco al Banco de España.
Jamás el bullicio y el alboroto de la diversión, causó tanto desencanto.
Jamás se humedecieron unas mejillas por motivos tan banales como los ocurridos ayer, según la mayoría de los presentes.
Jamás había desertado yo de una fiesta de mi agrado con la moral y la autoestima tan baja.
Jamás tanto esfuerzo, tanto sacrificio, tanto entusiasmo, tanta ilusión, tanta colaboración fueron tratados con tanta indiferencia.
Jamás trabajo tan sutil fue causa de tan agotador cansancio.
Pero también:
Jamás presencié tanto filling entre personas tan diferentes.
Jamás creí que seriamos capaces de apechugar con nuestro cometido luchando contra viento y marea, nunca mejor dicho.
Jamás comprobé una adaptación a las circunstancias tan idónea por personas tan inexpertas.
Jamás tanto trabajo fue remunerado a tan bajo precio, pero revalorizó al alza nuestro valor interior de manera tan latente.
Por mucho que me estrujo el seso, el jamás negativo supera al jamás positivo en un 50%, y en ello tengo mi parte de responsabilidad, que asumo y comparto, porque cegad@s por las ganas de poner encima del escenario nuestro esfuerzo y sacrificio, (la longaniza), no precavimos en la mala impresión, la poca comprensión y el efecto negativo, (el barranco), que esta nefasta actuación a cargado sobre nuestros ya llagados hombros.
Sin arrojar la toalla, ni mucho menos, trataré de sacar la moraleja positiva de tan húmedo, agotador y peguntoso día.
No voy a nombrar a nadie de los que compartieron conmigo estos asfixiantes momentos para no discriminar a nadie, si se me olvidara algún nombre, pero si voy a expresar mi alegría y mi orgullo de haber compartido con tod@s ell@s estos momentos, que aunque no gratos, si cargados de mucha complicidad, comprensión y familiaridad.
Deslucida queda nuestra representación teatral en la fiesta del vino, como ya predije, pero como también dije en ese mismo mensaje, la ilusión y las ganas no solo no se han deslucido, sino que han salido dotadas de un brillo y un haz de colores que jamás habrá tormenta o vendaval capaz de oscurecerlas.
Ahora si, ahora si me encuentro con fuerzas e ilusión para levantar mi copa llena de vino de Frailes, (sin agua), y brindar con tod@s vosotr@s por FRAILES Y POR SUS GENTES, Y POR TODOS LOS QUE NOS VISITARON, QUE DESDE AYER SON NUESTROS PARIENTES.
Jamás odié tanto la lluvia en época de sequía.
Jamás hablé tan alto y fui escuchado por tan poca gente.
Jamás el hurto de un globo me pareció mas grave que un atraco al Banco de España.
Jamás el bullicio y el alboroto de la diversión, causó tanto desencanto.
Jamás se humedecieron unas mejillas por motivos tan banales como los ocurridos ayer, según la mayoría de los presentes.
Jamás había desertado yo de una fiesta de mi agrado con la moral y la autoestima tan baja.
Jamás tanto esfuerzo, tanto sacrificio, tanto entusiasmo, tanta ilusión, tanta colaboración fueron tratados con tanta indiferencia.
Jamás trabajo tan sutil fue causa de tan agotador cansancio.
Pero también:
Jamás presencié tanto filling entre personas tan diferentes.
Jamás creí que seriamos capaces de apechugar con nuestro cometido luchando contra viento y marea, nunca mejor dicho.
Jamás comprobé una adaptación a las circunstancias tan idónea por personas tan inexpertas.
Jamás tanto trabajo fue remunerado a tan bajo precio, pero revalorizó al alza nuestro valor interior de manera tan latente.
Por mucho que me estrujo el seso, el jamás negativo supera al jamás positivo en un 50%, y en ello tengo mi parte de responsabilidad, que asumo y comparto, porque cegad@s por las ganas de poner encima del escenario nuestro esfuerzo y sacrificio, (la longaniza), no precavimos en la mala impresión, la poca comprensión y el efecto negativo, (el barranco), que esta nefasta actuación a cargado sobre nuestros ya llagados hombros.
Sin arrojar la toalla, ni mucho menos, trataré de sacar la moraleja positiva de tan húmedo, agotador y peguntoso día.
No voy a nombrar a nadie de los que compartieron conmigo estos asfixiantes momentos para no discriminar a nadie, si se me olvidara algún nombre, pero si voy a expresar mi alegría y mi orgullo de haber compartido con tod@s ell@s estos momentos, que aunque no gratos, si cargados de mucha complicidad, comprensión y familiaridad.
Deslucida queda nuestra representación teatral en la fiesta del vino, como ya predije, pero como también dije en ese mismo mensaje, la ilusión y las ganas no solo no se han deslucido, sino que han salido dotadas de un brillo y un haz de colores que jamás habrá tormenta o vendaval capaz de oscurecerlas.
Ahora si, ahora si me encuentro con fuerzas e ilusión para levantar mi copa llena de vino de Frailes, (sin agua), y brindar con tod@s vosotr@s por FRAILES Y POR SUS GENTES, Y POR TODOS LOS QUE NOS VISITARON, QUE DESDE AYER SON NUESTROS PARIENTES.