Este es el articulo que Santiago campos dedicó el pasado 9 de Agosto a nuestro querido amigo:
Y PACO BELMONTES VOLÓ
Aquél día Paco Belmontes voló, tomó su caballo y con el empuje de David tomó el camino de la verdad y la vida y se quedó por estos ríos, como a él le gustaba, pero con ese caballo puede ir de aquí a Madrid y viceversa y por el cielo ver el cortijo donde trabajó de pequeño, ver a Carmela como ténía aquellos dedos de trabajar, visitar a Encarna cada noche y darle ánimos y vagar, vagar y dar rienda suelta a su imaginación.
Aquél día Paco Belmontes nos dejó un halo de esperanza y de generosidad, como siempre, como un caballero de la vida que la vivió intensamente, y buscó caminos de piedras y caminó por ellos y siempre vigila desde lo alto y siempre tendrá amigos verdaderos y su recuerdo estará presente en nuestras mentes.
Aquél pequeño porquero y cabrero que se le perdían los animales y que vagaba y vagaba por la Sierra del Trigo, aquél hombre que viajó a Turquía, Venezuela, Irán o Argelia, que se dejó el pellejo para que podamos seguir hablando de él, está presente en estos días de verano y mi mente se va tras él y recuerdo tu recuerdo e iré a buscarte por esos caminos que transitas en los montes de Valdepéñas, de Noalejo, de Frailes y tomaremos un vaso de vino con algo rico de eso que sabe hacer Encarna.
P. D. Para Belmontes y todos sus amigos.
Y PACO BELMONTES VOLÓ
Aquél día Paco Belmontes voló, tomó su caballo y con el empuje de David tomó el camino de la verdad y la vida y se quedó por estos ríos, como a él le gustaba, pero con ese caballo puede ir de aquí a Madrid y viceversa y por el cielo ver el cortijo donde trabajó de pequeño, ver a Carmela como ténía aquellos dedos de trabajar, visitar a Encarna cada noche y darle ánimos y vagar, vagar y dar rienda suelta a su imaginación.
Aquél día Paco Belmontes nos dejó un halo de esperanza y de generosidad, como siempre, como un caballero de la vida que la vivió intensamente, y buscó caminos de piedras y caminó por ellos y siempre vigila desde lo alto y siempre tendrá amigos verdaderos y su recuerdo estará presente en nuestras mentes.
Aquél pequeño porquero y cabrero que se le perdían los animales y que vagaba y vagaba por la Sierra del Trigo, aquél hombre que viajó a Turquía, Venezuela, Irán o Argelia, que se dejó el pellejo para que podamos seguir hablando de él, está presente en estos días de verano y mi mente se va tras él y recuerdo tu recuerdo e iré a buscarte por esos caminos que transitas en los montes de Valdepéñas, de Noalejo, de Frailes y tomaremos un vaso de vino con algo rico de eso que sabe hacer Encarna.
P. D. Para Belmontes y todos sus amigos.