El año pasado justo un día antes de irnos a Ronda, la abuela del Chache murió, con lo que la marcha se nos complico un poco, este año todo parecía andar sobre ruedas, yo había pedido en mi trabajo un día de vacaciones, y me habían dado una semana, ¡estupendo!, me dije, tendré tiempo de preparar las maletas.
Justo es jueves comencé mis vacaciones, y mira por donde esa misma mañana empecé con una gastroenteritis, que me iba a traer muchos calentamientos de cabeza, ya ese día me costó trabajo preparar las maletas.
Cuando empezó el viernes mi tripa dijo que no aguantaba nada dentro, el resto ya os lo podéis imaginar, a la una de la tarde, cuando solo faltaban tres horas para irnos a Ronda, estaba hecha un trapo, fui al médico al que rogué que me solucionara el problema, me receto unas capsulas las cuales los efectos que podían tener eran espantosos, a pesar de ello, ansiosa por mejorar me las tome, no podía aguantarme de pie, tirada en la cama, me debatía entre ir o no ir a Ronda, me enfrentaba a tres horas de camino, y el montaje del campamento, los más duro siempre es la llegada, por momentos tire la toalla, le dije al Chache que se fuera él, y que yo y los niños nos quedábamos en casa, la cara de tristeza que puso era espantosa, me dio la sensación que él desistiría también a ir, al poco rato viene mi cuñada, y le digo que yo no me quiero ir, a lo que me dice que todos se quedan conmigo, me hundí en la desesperación, si yo me quedaba, arrastraría a un montón de gente, el tiempo transcurrió y rogando a Dios a tomar la decisión correcta, los niños llegaron del cole, almorzaron todo ilusionados por el viaje. Me levante, y le dije al Chache como tenía que preparar lo que quedaba, me fui al sofá, tiritando de frio, enchufe el brasero a todo gas, y allí me quede, eran las tres de la tarde, a las cuatro nos íbamos.
Todavia me queda mucho mas, pero no me cabe toda, ¿quereis que siga?
Justo es jueves comencé mis vacaciones, y mira por donde esa misma mañana empecé con una gastroenteritis, que me iba a traer muchos calentamientos de cabeza, ya ese día me costó trabajo preparar las maletas.
Cuando empezó el viernes mi tripa dijo que no aguantaba nada dentro, el resto ya os lo podéis imaginar, a la una de la tarde, cuando solo faltaban tres horas para irnos a Ronda, estaba hecha un trapo, fui al médico al que rogué que me solucionara el problema, me receto unas capsulas las cuales los efectos que podían tener eran espantosos, a pesar de ello, ansiosa por mejorar me las tome, no podía aguantarme de pie, tirada en la cama, me debatía entre ir o no ir a Ronda, me enfrentaba a tres horas de camino, y el montaje del campamento, los más duro siempre es la llegada, por momentos tire la toalla, le dije al Chache que se fuera él, y que yo y los niños nos quedábamos en casa, la cara de tristeza que puso era espantosa, me dio la sensación que él desistiría también a ir, al poco rato viene mi cuñada, y le digo que yo no me quiero ir, a lo que me dice que todos se quedan conmigo, me hundí en la desesperación, si yo me quedaba, arrastraría a un montón de gente, el tiempo transcurrió y rogando a Dios a tomar la decisión correcta, los niños llegaron del cole, almorzaron todo ilusionados por el viaje. Me levante, y le dije al Chache como tenía que preparar lo que quedaba, me fui al sofá, tiritando de frio, enchufe el brasero a todo gas, y allí me quede, eran las tres de la tarde, a las cuatro nos íbamos.
Todavia me queda mucho mas, pero no me cabe toda, ¿quereis que siga?