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Llegaron las cuatro, e indecisa me levante y me atreví a irme, “que sea lo que Dios quiera”, me dije. El camino transcurrió con normalidad, no tuve que parar en ninguna cuneta con urgencia, las capsulas habían hecho su efecto, pero me comía por dentro lo que el médico me había dicho, llegamos a Ronda con la suerte de que un amigo, les recogió el dorsal a nuestros telarañeros, y ellos se quedaron con nosotros montando todo el campamento. Esa noche no me fue del todo mal, sino hubiera sido porque los camiones de la legión estuvieron pasando toda la noche por la carretera, y no nos dejaron dormir, además había un pavo real, que a cada hora nos avisaba de que no se podía dormir aquella noche.
El sábado bien temprano nos levantamos, con el mismo cuerpo que le queda al que le dan una paliza, y yo sin probar bocado desde el jueves, nuestros ciclistas se marchan para comenzar su carrera, y nosotros nos quedamos en el camping, en el cual los demás casi me pegan porque querían que comiera, pero a mí no me entraba ni una pizca de nada. (GRACIAS POR HABEROS PREOCUPADO POR MI). Comí algo de arroz hervido, de mala gana, y me volví a acostar, les dije que se fueran todos que yo me quedaba, y mi cuñada una vez más, me dijo:” yo me quedo contigo”. (GRACIAS CUÑADA POR HABERME PRESTADO TU APOYO EN TODO MOMENTO, HAS SIDO UN PILAR BASICO PARA MI EN ESTE VIAJE). Todos esperaron, hasta que mi hijo cayó al suelo mientras jugaba y vino todo arañado, ya me levante, le cure, y a raíz de eso y sin gana les dije que nos íbamos. Nos fuimos a ver la Cueva del Gato, un lugar muy bonito y digno de recomendar para visitar, tras ver la cueva, decidimos ir a un restaurante cercano a la cueva, a almorzar, allí sentí un poco de deseo de un filetito de pollo, y me dije: “esto ya va cambiando”, almorzamos, bueno si se puede decir, porque yo con una tacita de consomé, y un cuarto de pechuga, parecía que me había comido una vaca.
Después nos fuimos al camping, para hacer tiempo a que nuestros ciclistas se aproximaran a la meta, y pudiéramos ir a aplaudirles, momento el que llegó bastante rápido. Ya sobre las siete de la tarde en la meta, empezaba la emoción, el paseo de la Alameda del Tajo, de Ronda, estaba a reventar de gente, aplaudiendo a los que iban llegando, llame al Chache y me dijo que estaban a punto de empezar la Cuesta del Cachondeo, es una cuesta que va justo por debajo del Tajo de Ronda, y que como su nombre lo indica, tiene cachondeo para subirla, casi siempre empujándole a la bici, allí la gente anima mucho a los ciclistas, y más aún cuando alguno la sube pedaleando, la euforia es mayor y el subidón que recibe el que la sube más todavía. Francis y mi sobrino se fueron justo al acabar esta cuesta, y quedamos en que cuando los vieran pasar, nos daban un toque para que estuviéramos preparadas para aplaudirles en la meta, desde el momento en que llegamos a la meta hasta el toque de Francis, repase punto por punto, todo lo que me había ocurrido, con lágrimas en los ojos, y una satisfacción victoriosa, me di cuenta de que tanto el reto al que nuestros ciclistas se habían comprometido, como el reto al que yo decidí arriesgarme el día de antes, estaban llegando a su fin, y lo mejor de todo, sin ninguna consecuencia grave, sentía una gran satisfacción de que gracias a mi esfuerzo por apoyar a mi marido, en su sueño de volver ha recorrer los 101, él estaba a punto de concluirlo, y así fue, llorando como una tonta, lo vi entrar en la meta sano y salvo, abrazar a sus hijos, y me abrace a él, muy satisfecha de haber vuelto a Ronda un año más.
Para el que no lo ha vivido, nada de esto tiene sentido ni importancia, pero lo que allí se vive, es muy fuerte, ves a gente que viene chorreando sangre por alguna caída, a la mayoría sin poder pedalear por los calambres, ciclistas que pasan por la meta con sus niños de pocos meses, niños que les llevan las bicis a sus padres hasta la meta, lloramos cuando llego nuestro compañero Santi a la meta y su niña y su novia se abrazaron a él como locas, también nos impresionamos cuando llego el primer corredor de marcha a la meta, y un escuadron de legionarios escoltando a un mando salieron a aplaudirlo……….. que deciros, se viven muchas emociones……que no se pueden explicar, pero muy dignas de sentir…….
Ya el domingo todos juntos, después de haber dormido como lirones, por el cansancio acumulado, nos fuimos al pueblo de Benaojan, a ver la Cueva de la Pileta, una cueva de fama mundial, de reconocido interés científico, por sus pinturas rupestres, impresionante por sus amplias salas, estalactitas y estalagmitas formando figuras, y sus lagunas, si queréis verla poner en el google su nombre y algo saldrá. Después comimos en un restaurante en la antigua estación de tren de Benaojan, allí mi apetito estaba al cien por cien, y mi tripa seguía aguantando el chaparrón, el cual aguanto hasta llegar a Frailes, aquí ya fue otra historia, sin el efecto de las capsulas, y relajada en mi casa, las visitas al señor roca, han sido más agradables de lo que uno se puede imaginar, jajajajajaja
Por último, QUIERO DAR LAS GRACIAS A TODOS MIS AMIGOS: JALEO, FRANCIS, CARLOS, CRISTI, NOE, MARIANGELES, Y COMO NO A MI CUÑADA Y A MIS SOBRINOS, POR HABER LLEVADO SU FIN DE SEMANA A MI RITMO, PARA MI NO HA SIDO FÁCIL, PERO VOSOTROS HABEIS MITIGADO LA DIFICULTAD CON VUESTRO APOYO. GRACIAS UNA VEZ MAS AMIGOS.
El sábado bien temprano nos levantamos, con el mismo cuerpo que le queda al que le dan una paliza, y yo sin probar bocado desde el jueves, nuestros ciclistas se marchan para comenzar su carrera, y nosotros nos quedamos en el camping, en el cual los demás casi me pegan porque querían que comiera, pero a mí no me entraba ni una pizca de nada. (GRACIAS POR HABEROS PREOCUPADO POR MI). Comí algo de arroz hervido, de mala gana, y me volví a acostar, les dije que se fueran todos que yo me quedaba, y mi cuñada una vez más, me dijo:” yo me quedo contigo”. (GRACIAS CUÑADA POR HABERME PRESTADO TU APOYO EN TODO MOMENTO, HAS SIDO UN PILAR BASICO PARA MI EN ESTE VIAJE). Todos esperaron, hasta que mi hijo cayó al suelo mientras jugaba y vino todo arañado, ya me levante, le cure, y a raíz de eso y sin gana les dije que nos íbamos. Nos fuimos a ver la Cueva del Gato, un lugar muy bonito y digno de recomendar para visitar, tras ver la cueva, decidimos ir a un restaurante cercano a la cueva, a almorzar, allí sentí un poco de deseo de un filetito de pollo, y me dije: “esto ya va cambiando”, almorzamos, bueno si se puede decir, porque yo con una tacita de consomé, y un cuarto de pechuga, parecía que me había comido una vaca.
Después nos fuimos al camping, para hacer tiempo a que nuestros ciclistas se aproximaran a la meta, y pudiéramos ir a aplaudirles, momento el que llegó bastante rápido. Ya sobre las siete de la tarde en la meta, empezaba la emoción, el paseo de la Alameda del Tajo, de Ronda, estaba a reventar de gente, aplaudiendo a los que iban llegando, llame al Chache y me dijo que estaban a punto de empezar la Cuesta del Cachondeo, es una cuesta que va justo por debajo del Tajo de Ronda, y que como su nombre lo indica, tiene cachondeo para subirla, casi siempre empujándole a la bici, allí la gente anima mucho a los ciclistas, y más aún cuando alguno la sube pedaleando, la euforia es mayor y el subidón que recibe el que la sube más todavía. Francis y mi sobrino se fueron justo al acabar esta cuesta, y quedamos en que cuando los vieran pasar, nos daban un toque para que estuviéramos preparadas para aplaudirles en la meta, desde el momento en que llegamos a la meta hasta el toque de Francis, repase punto por punto, todo lo que me había ocurrido, con lágrimas en los ojos, y una satisfacción victoriosa, me di cuenta de que tanto el reto al que nuestros ciclistas se habían comprometido, como el reto al que yo decidí arriesgarme el día de antes, estaban llegando a su fin, y lo mejor de todo, sin ninguna consecuencia grave, sentía una gran satisfacción de que gracias a mi esfuerzo por apoyar a mi marido, en su sueño de volver ha recorrer los 101, él estaba a punto de concluirlo, y así fue, llorando como una tonta, lo vi entrar en la meta sano y salvo, abrazar a sus hijos, y me abrace a él, muy satisfecha de haber vuelto a Ronda un año más.
Para el que no lo ha vivido, nada de esto tiene sentido ni importancia, pero lo que allí se vive, es muy fuerte, ves a gente que viene chorreando sangre por alguna caída, a la mayoría sin poder pedalear por los calambres, ciclistas que pasan por la meta con sus niños de pocos meses, niños que les llevan las bicis a sus padres hasta la meta, lloramos cuando llego nuestro compañero Santi a la meta y su niña y su novia se abrazaron a él como locas, también nos impresionamos cuando llego el primer corredor de marcha a la meta, y un escuadron de legionarios escoltando a un mando salieron a aplaudirlo……….. que deciros, se viven muchas emociones……que no se pueden explicar, pero muy dignas de sentir…….
Ya el domingo todos juntos, después de haber dormido como lirones, por el cansancio acumulado, nos fuimos al pueblo de Benaojan, a ver la Cueva de la Pileta, una cueva de fama mundial, de reconocido interés científico, por sus pinturas rupestres, impresionante por sus amplias salas, estalactitas y estalagmitas formando figuras, y sus lagunas, si queréis verla poner en el google su nombre y algo saldrá. Después comimos en un restaurante en la antigua estación de tren de Benaojan, allí mi apetito estaba al cien por cien, y mi tripa seguía aguantando el chaparrón, el cual aguanto hasta llegar a Frailes, aquí ya fue otra historia, sin el efecto de las capsulas, y relajada en mi casa, las visitas al señor roca, han sido más agradables de lo que uno se puede imaginar, jajajajajaja
Por último, QUIERO DAR LAS GRACIAS A TODOS MIS AMIGOS: JALEO, FRANCIS, CARLOS, CRISTI, NOE, MARIANGELES, Y COMO NO A MI CUÑADA Y A MIS SOBRINOS, POR HABER LLEVADO SU FIN DE SEMANA A MI RITMO, PARA MI NO HA SIDO FÁCIL, PERO VOSOTROS HABEIS MITIGADO LA DIFICULTAD CON VUESTRO APOYO. GRACIAS UNA VEZ MAS AMIGOS.