Eran las nueve menos cuarto de la mañana del domingo, y allí estábamos de nuevo los balbuinos y su guagua, preparados para continuar con la aventura, uno que se había dormido, otro que llegaba tarde, la música que hay que ponerla, que resulta que a las nueve teníamos que estar en el campo de fútbol de las carboneras, y estábamos todavía en la puerta de mi casa, el disk-jokey, puso otra vez el estruendo de música, pero le dijimos que empezara con otra más suave, y allí que nos encaminamos con una buena sevillana para las carboneras, cuando llegamos a la cuesta del cementerio, creyendo que la guagua no iba a subir y temiendo que el remolque se desenganchara y todos pegáramos en el rio, quisimos bajarnos de ella, pero los hombres nos dijeron que ni hablar.
Llegamos a las carboneras, los últimos, allí hicimos las pruebas del lanzamiento de pinete, y el chicle y nos bajamos para la Avda. Andalucía, en la que a pesar de mis pesares, porque ya me tocaba participar a mí, se iba a realizar la carrera de sacos, para ir tomando fuerza, sacamos el jamón, el queso y las bebidas, que nos habían quedado la noche anterior, y a comer, a mí no me entraba ni un gramo, con lo que me fui a mi puesto para esperar a que el Chache viniera dando saltos con el saco se lo quitara y me lo entregara a mí, y así poder hacer mi recorrido, el cual lo hice bastante bien, para mi asombro, y no me caí al suelo que era lo que yo mas temía, la posición en la que terminamos y el puesto que íbamos cogiendo, no sabría deciros, posiblemente los últimos, jjjjjjjj
A continuación nos fuimos a la placeta, donde con nuestra guagua y nuestro jamón enganchado al remolque, animando el ambiente, nos metimos en medio de la multitud, allí tocaba la prueba de churro, medio mango, y mango tero, en la que yo no participe, pero si que empatamos con nuestros contrincantes.
Ya solo nos quedaban dos pruebas, antes de irnos a almorzar, en el pabellón deportivo, el potro, en el cual participamos todos, nos liamos un poco al realizarla, y viendo que éramos LOS ÚLTIMOS, en medio del juego, y levantando los brazos como victoriosos, en mitad de la prueba salimos corriendo a la meta, en lo que el público nos aplaudió riendo a carcajadas. El último de la mañana fue la carretilla, en la cual me toco participar, pensando que no podía hacer la prueba, me embarque en ella, y muy satisfecha conseguí hacer mi trozo, después, el Chache, con las piernas en mis manos, corría como una liebre, ¡que habilidad tenia!.
Era la una y media de la tarde, pensando que nuestro conductor nos iba a llevar a almorzar al Charro, donde teníamos mesa reservada, nos llevó al nacimiento, en donde para alivio de la calor que teníamos, nos pusimos como sopas, con el agua fresquita de nuestro manantial preferido, y ya de ahí, con el culo mojado nos fuimos a deleitarnos con la riquísima paella, que Paco el Charro, nos había preparado, en un momento se me ocurrió decir que nos tendríamos que ir a echar una siesta, para reponer fuerzas, y casi me pegan, así que aguantando mecha, café con hielo, y nervios en el estómago, a las cinco de la tarde, nos montamos en la guagua y allá que nos fuimos de nuevo y los últimos otra vez, al pabellón a seguir con las Olimpiadas.
Hacia un calor espantoso, pero nosotros aguantando el chaparrón allí que nos tiramos un detalle ganando el pañuelo, y la soga en la primera ronda, en la segunda caímos como una papa cocía, jejejeje
Acabamos esta, y pudimos salir del pabellón sin habernos deshidratado, claro, los hombres iban de maravilla, llevaban la hidratación al pie de la letra, un barril lleno de cubata, con un jarrillo de lata, en el que bebían todos, y que confundía al público, que sentía compasión de ellos, creyendo que lo que bebían era agua.
La penúltima prueba, era la quemá, que se realizó en el patio del colegio, en la que nos ganaron en un pis-pas, nuestro equipo amigo de los trepalindes, pero se esperaba, cuarentones contra chavales de veinte años o menos, era de esperar.
Mientras se efectuaba esta prueba, entró una banda de música por la puerta del colegio, y a pesar de que los balbuinos estábamos todos tirados por los suelos del patio, ni cortos ni perezosos, nos fuimos detrás de ellos a bailar la música, hecho que contagiamos a todos los equipos, y que todo el público disfruto a tutti pleni, cuando ya se salían de la zona de juego, un integrante de nuestro equipo empezó a gritar que tocaran el Paquito, y la banda de música, se dio la vuelta y allí que nos preparamos todos otra vez para bailar el Paquito chocolatero.
Llegamos a las carboneras, los últimos, allí hicimos las pruebas del lanzamiento de pinete, y el chicle y nos bajamos para la Avda. Andalucía, en la que a pesar de mis pesares, porque ya me tocaba participar a mí, se iba a realizar la carrera de sacos, para ir tomando fuerza, sacamos el jamón, el queso y las bebidas, que nos habían quedado la noche anterior, y a comer, a mí no me entraba ni un gramo, con lo que me fui a mi puesto para esperar a que el Chache viniera dando saltos con el saco se lo quitara y me lo entregara a mí, y así poder hacer mi recorrido, el cual lo hice bastante bien, para mi asombro, y no me caí al suelo que era lo que yo mas temía, la posición en la que terminamos y el puesto que íbamos cogiendo, no sabría deciros, posiblemente los últimos, jjjjjjjj
A continuación nos fuimos a la placeta, donde con nuestra guagua y nuestro jamón enganchado al remolque, animando el ambiente, nos metimos en medio de la multitud, allí tocaba la prueba de churro, medio mango, y mango tero, en la que yo no participe, pero si que empatamos con nuestros contrincantes.
Ya solo nos quedaban dos pruebas, antes de irnos a almorzar, en el pabellón deportivo, el potro, en el cual participamos todos, nos liamos un poco al realizarla, y viendo que éramos LOS ÚLTIMOS, en medio del juego, y levantando los brazos como victoriosos, en mitad de la prueba salimos corriendo a la meta, en lo que el público nos aplaudió riendo a carcajadas. El último de la mañana fue la carretilla, en la cual me toco participar, pensando que no podía hacer la prueba, me embarque en ella, y muy satisfecha conseguí hacer mi trozo, después, el Chache, con las piernas en mis manos, corría como una liebre, ¡que habilidad tenia!.
Era la una y media de la tarde, pensando que nuestro conductor nos iba a llevar a almorzar al Charro, donde teníamos mesa reservada, nos llevó al nacimiento, en donde para alivio de la calor que teníamos, nos pusimos como sopas, con el agua fresquita de nuestro manantial preferido, y ya de ahí, con el culo mojado nos fuimos a deleitarnos con la riquísima paella, que Paco el Charro, nos había preparado, en un momento se me ocurrió decir que nos tendríamos que ir a echar una siesta, para reponer fuerzas, y casi me pegan, así que aguantando mecha, café con hielo, y nervios en el estómago, a las cinco de la tarde, nos montamos en la guagua y allá que nos fuimos de nuevo y los últimos otra vez, al pabellón a seguir con las Olimpiadas.
Hacia un calor espantoso, pero nosotros aguantando el chaparrón allí que nos tiramos un detalle ganando el pañuelo, y la soga en la primera ronda, en la segunda caímos como una papa cocía, jejejeje
Acabamos esta, y pudimos salir del pabellón sin habernos deshidratado, claro, los hombres iban de maravilla, llevaban la hidratación al pie de la letra, un barril lleno de cubata, con un jarrillo de lata, en el que bebían todos, y que confundía al público, que sentía compasión de ellos, creyendo que lo que bebían era agua.
La penúltima prueba, era la quemá, que se realizó en el patio del colegio, en la que nos ganaron en un pis-pas, nuestro equipo amigo de los trepalindes, pero se esperaba, cuarentones contra chavales de veinte años o menos, era de esperar.
Mientras se efectuaba esta prueba, entró una banda de música por la puerta del colegio, y a pesar de que los balbuinos estábamos todos tirados por los suelos del patio, ni cortos ni perezosos, nos fuimos detrás de ellos a bailar la música, hecho que contagiamos a todos los equipos, y que todo el público disfruto a tutti pleni, cuando ya se salían de la zona de juego, un integrante de nuestro equipo empezó a gritar que tocaran el Paquito, y la banda de música, se dio la vuelta y allí que nos preparamos todos otra vez para bailar el Paquito chocolatero.