... despues de que dejaran de sorber el zumo, tirar piedras y fueran capaces de estar callaicos y cerraran los ojos, pudimos sentir el aire fresco en nuestras mejillas, escuchar el sonido de los pajarillos, el de las ovejas a lo lejos y sobre todo apreciar la inmensidad de lo que nos rodeaba, cosa que estropeo el Chache con sus zapatazos al volver, se acabo el encanto.
Nos dijo que lo que el buscaba estaba cerca, y una vez relajados y descansados nos pusimos todos en camino, hasta que llegamos a un paraje llano, verde con dos alamos en medio de la llanura, un pequeño embalse natural de agua, con su correspondiente fuente un poco mas arriba, con las tipicas hojas de otoño en el suelo, ovejas careando por todos lados, y un cortijo ruinoso en la parte alta, para mi espectacular.
Los niños idearon de momento un entretenimiento, y se fabricaron una cabaña india con unos cuantos palos secos, la pequeña, el Chache y yo, subimos colina arriba buscando las setas que no encontramos, hasta que llegamos a lo mas alto de la cima, con un paisaje expectacular, en el fondo teniamos un inmenso llano en el se inclinaba y acababa en montañas las cuales descansaban en el regazo de toda Sierra Nevada blanca y reluciente, era muy bonito el contraste de las montañas que teniamos tan cerca con el mazizo granadino alzandose detrás, debajo de un cielo azul inmenso, vamos una preciosidad.
Bueno y ya después, cuando los niños acabaron su cabaña, y veiamos que el aire fresco nos estaba estropeando la estancia en el paraje de ensueño, pusimos rumbo al coche, nos comimos unos mantecaillos, para no perder ni un gramo, jejeje, y nos volvimos a Frailes, contando las curvas que habiamos surcado en la ida.
Aun recuerdo las ocurrencias de mi sobrino que decía, que lo peor del paisaje eran las casas que habian construido alli, puesto que estaban estropeando el bosque, conclusión que creo yo que pocos de nosotros mayores pensamos alguna vez.
Y colorin, colorado, este cuento se ha acabado.
Feliz semana.
Nos dijo que lo que el buscaba estaba cerca, y una vez relajados y descansados nos pusimos todos en camino, hasta que llegamos a un paraje llano, verde con dos alamos en medio de la llanura, un pequeño embalse natural de agua, con su correspondiente fuente un poco mas arriba, con las tipicas hojas de otoño en el suelo, ovejas careando por todos lados, y un cortijo ruinoso en la parte alta, para mi espectacular.
Los niños idearon de momento un entretenimiento, y se fabricaron una cabaña india con unos cuantos palos secos, la pequeña, el Chache y yo, subimos colina arriba buscando las setas que no encontramos, hasta que llegamos a lo mas alto de la cima, con un paisaje expectacular, en el fondo teniamos un inmenso llano en el se inclinaba y acababa en montañas las cuales descansaban en el regazo de toda Sierra Nevada blanca y reluciente, era muy bonito el contraste de las montañas que teniamos tan cerca con el mazizo granadino alzandose detrás, debajo de un cielo azul inmenso, vamos una preciosidad.
Bueno y ya después, cuando los niños acabaron su cabaña, y veiamos que el aire fresco nos estaba estropeando la estancia en el paraje de ensueño, pusimos rumbo al coche, nos comimos unos mantecaillos, para no perder ni un gramo, jejeje, y nos volvimos a Frailes, contando las curvas que habiamos surcado en la ida.
Aun recuerdo las ocurrencias de mi sobrino que decía, que lo peor del paisaje eran las casas que habian construido alli, puesto que estaban estropeando el bosque, conclusión que creo yo que pocos de nosotros mayores pensamos alguna vez.
Y colorin, colorado, este cuento se ha acabado.
Feliz semana.