Oye, ese Pancho es del que cuentan que en los difíciles años de la posguerra comía los higos sin importarle si tenían algún visitante (gusanos). Nos cuentan que su argumento era concluyente: Si no tenían taladrado ningún agujero era porque el "bichejo" no había entrado y si lo tenían era porque ya se había marchado. ¡El hambre agudiza el ingenio!