Nos nos gustaría pecar de agoreros pero se está dando un cuerioso fenómeno que, a buen seguro, se agudizará con el tiempo. La población envejece y son bastantes los pequeños propietarios que no pueden trabajar sus
campos y, lo que es peor, se echa mucho en falta a las personas que tomen el relevo o que hagan las tierras aunque sean en codiciones poco favorables para el dueño. En algo habrá que pensar porque si no el panorama se tornará bastante oscuro.