¡Virgen Santísima, ayúdame en esta agonía! Nunca me has abandonado y sé que ahora tampoco lo harás, pon tu mano poderosa y a cada cual en su lugar. Sabes como lo estoy pasando que ni quiero verme a mí pero tengo la esperanza de salir pronto de aquí. Te quiero Virgen del Campo y a mi pueblo también, pero que difícil se me hace permanecer en él...