Eso de darse con los talones en el culo era nuestra manera de correr cuando éramos críos. Yo recuerdo cómo bajaba corriendo por la acera sin casi tocar con los pies en el suelo, cómo notaba el aire en la cara por la velocidad. Claro, cuando perdías pie y te caías, el porrazo era de órdago y de verdad veías las estrellas. Te quedabas sin respiración. Tengo un recuerdo bastante claro de esas caídas y algunas señales en la frente.
Martinico, ahora que parece que se están removiendo muchas situaciones que parecían inamovibles, a ver si de una vez por todas se acaba con los anacronismos que suponen las monarquías, sean o no sean parlamentarias. No tiene sentido que un hijo herede la Jefatura del Estado de un padre, como si fueran dueños de ese Estado y se lo pudieran dejar en herencia. Es tan absurdo que no sé cómo se mantiene, pero ahí está.
Martinico, ahora que parece que se están removiendo muchas situaciones que parecían inamovibles, a ver si de una vez por todas se acaba con los anacronismos que suponen las monarquías, sean o no sean parlamentarias. No tiene sentido que un hijo herede la Jefatura del Estado de un padre, como si fueran dueños de ese Estado y se lo pudieran dejar en herencia. Es tan absurdo que no sé cómo se mantiene, pero ahí está.