Pues sí, Cigarrito, había muy buen ambiente deportivo en Elche el domingo pasado. Yo veía pasar a los corredores por los puentes mientras iba caminando por el río y eso me animaba a acelerar el paso. El paseo por el río va desde el puente de Barrachina, que está en un extremo, hasta el del Bimilenari, que está en el otro extremo. Así que hay algunos kilómetros de paseo, que se duplica porque va por las dos orillas.
Aguilachic@, los roscos de sartén tienen muy buena pinta, aunque no los hayas rebozado con azúcar, mejor tiene que ser el sabor. Si te sobran, me puedes incluir en el reparto, que yo tengo cierta alergia a la cocina. A veces me pongo a hacer algo extra, pero poco. Ahora haré algunas torrijas para estas fiestas, que se hacen más rápido.
Ay, Martinico, no nos faltarán nunca motivos para indignarnos, se cometen tantas injusticias que se quedan así... Si este país nuestro levantara las alfombras, veríamos la porquería que ocultan. Han sido muchísimos años de impunidad y de considerar que tenían patente de corso. Me dirás que esto llegó hasta la década de los ochenta y tienes razón, pero la inercia siguió y, por desgracia, todavía sigue. Los vicios de las dictaduras lastran varias generaciones, porque se meten en las convicciones de la gente. Cómo se explica que políticos presuntamente corruptos sigan en primera línea de la política, pues porque la sociedad ve estos comportamientos normales y no se escandaliza por ellos. Tenemos un dicho: El que no roba ni esconde es porque no tiene donde.
Octavio, yo también iba a la escuela en los tiempos de la leche en polvo. Todas las mañanas llegaban dos mujeres con un caldero de esa leche y nos la repartían a los críos, que llevábamos de casa un jarrillo, hecho generalmente de una lata de leche condensada a la que le ponían un asa. El queso y la mantequilla a mí me parecía que estaban buenos. Eran tiempos tan malos que se agradecía cualquier ayuda, aunque no sabíamos a costa de qué llegó esa ayuda.
Saludos
Aguilachic@, los roscos de sartén tienen muy buena pinta, aunque no los hayas rebozado con azúcar, mejor tiene que ser el sabor. Si te sobran, me puedes incluir en el reparto, que yo tengo cierta alergia a la cocina. A veces me pongo a hacer algo extra, pero poco. Ahora haré algunas torrijas para estas fiestas, que se hacen más rápido.
Ay, Martinico, no nos faltarán nunca motivos para indignarnos, se cometen tantas injusticias que se quedan así... Si este país nuestro levantara las alfombras, veríamos la porquería que ocultan. Han sido muchísimos años de impunidad y de considerar que tenían patente de corso. Me dirás que esto llegó hasta la década de los ochenta y tienes razón, pero la inercia siguió y, por desgracia, todavía sigue. Los vicios de las dictaduras lastran varias generaciones, porque se meten en las convicciones de la gente. Cómo se explica que políticos presuntamente corruptos sigan en primera línea de la política, pues porque la sociedad ve estos comportamientos normales y no se escandaliza por ellos. Tenemos un dicho: El que no roba ni esconde es porque no tiene donde.
Octavio, yo también iba a la escuela en los tiempos de la leche en polvo. Todas las mañanas llegaban dos mujeres con un caldero de esa leche y nos la repartían a los críos, que llevábamos de casa un jarrillo, hecho generalmente de una lata de leche condensada a la que le ponían un asa. El queso y la mantequilla a mí me parecía que estaban buenos. Eran tiempos tan malos que se agradecía cualquier ayuda, aunque no sabíamos a costa de qué llegó esa ayuda.
Saludos