No me gusta el mes de noviembre, nunca me ha gustado, pero menos me gustan estos días que se avecinan. No comparto ese espectáculo que se monta en torno a la muerte. Por mí tenía que no haber cementerios. Yo no iré porque ya tengo dispuesto que me incineren. Para recordar a los seres queridos no es necesario ir a ningún sitio ni dedicar sólo un día a eso, como si el resto del tiempo no se recordaran.
Pues sí que empiezo bien. Para arreglarlo, un chistecito.
¿Sabéis por qué le ponemos al número 7 la rayita horizontal?
Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las tablas de la ley convocó al personal para informarles de los mandamientos, y empezó:
1º Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2º No tomarás el nombre de Dios en vano.
3º Bla, bla, bla
4º
5º
6º
7º No desearás la mujer de tu prójimo.
Y todos los tíos empezaron a gritar:
¡Moisés, ése no, por favor, ése no! ¡Táchalo, táchalo!
Y Moisés lo tachó, y ésa es la rayita que le ponemos al 7.
Pues sí que empiezo bien. Para arreglarlo, un chistecito.
¿Sabéis por qué le ponemos al número 7 la rayita horizontal?
Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las tablas de la ley convocó al personal para informarles de los mandamientos, y empezó:
1º Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2º No tomarás el nombre de Dios en vano.
3º Bla, bla, bla
4º
5º
6º
7º No desearás la mujer de tu prójimo.
Y todos los tíos empezaron a gritar:
¡Moisés, ése no, por favor, ése no! ¡Táchalo, táchalo!
Y Moisés lo tachó, y ésa es la rayita que le ponemos al 7.