Buenos días, Ramona. A mí me gusta que nos desees buenas
noches, así que no dejes de hacerlo cuando te apetezca, es una
señal de que estás ahí.
Ahora voy a por Martinico. ¿Te das cuenta de que se enfada mucho? Él sabe muy bien que es como predicar en el desierto, que a esta gente le importamos un bledo, que sólo somos números sin rostro. Yo procuro enfadarme cada vez menos. A veces no lo puedo evitar y me enfado, pero sé que la única que lo pasa mal soy yo, que los otros ni se enteran ni les importa.
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