Según algunos autores esta es la antigua "Ibes" o "Ibris" de los oretanos, en la que existió un fabuloso rey ibero que dio nombre al municipio. A esta etapa ibérica se atribuye la famosa
muralla ciclópea que se localiza en su casco urbano.
Los numerosos vestigios arqueológicos hallados en su término municipal muestran una intensa ocupación humana durante época
romana. Se trata de villas rústicas entre las que destacan la del Cortijo del Álamo, la del paraje el Horcajo y la del
Corral del Manchego, donde también se encontró una pequeña necrópolis.
De la etapa islámica se encontraron dos inscripciones en la localidad: la primera, una lápida funeraria fechada en 1025, que estaba embutida en la muralla ciclópea y fue trasladada al
Museo Arqueológico Nacional; la segunda, fechada en el siglo XII, se encuentra en el Museo Provincial de
Jaén.
Los cristianos la tomaron en el año 1157, pero cayó nuevamente en poder de los árabes, hasta que fue definitivamente conquistada por Fernando III el
Santo. Por un privilegio de Felipe IV del siglo XVII en el que se señala que sólo quedaban "la muralla y su cerca, y dos
torres descubiertas", parece ser que la defensa de la población estaba constiTúyda por una cerca y un pequeño
castillo, en la que se reutilizó la muralla ciclópea.
Tras la conquista por los castellanos estuvo dividido en dos jurisdicciones: "
Ibros del Rey ", por ser realengo e "Ibros del Señorío" por pertenecer al duque de Santisteban. Esta diferencia jurisdiccional también lo fue socioeconómica, marcados por los altos impuestos que debían pagar al señor. Si en el año 1561 el de realengo contaba con 297 vecinos, el de señorío apenas si contaba con 31 vecinos. Esta división ha marcado la morfología de su casco urbano, con dos zonas yuxtapuestas: Ibros del rey, en torno al templo parroquial y
ayuntamiento, con nobles viviendas de sillares,
calles empedradas, e Ibros del señorío,
barrio pintoresco y popular, que muestra su origen en
familias con un nivel económico más bajo.
http://galeon.hispavista.com/jaen/municipios.htm
Según algunos autores esta es la antigua Ibes o Ibris de los oretanos, en la que existió un fabuloso rey ibero que dio nombre al municipio. A esta etapa ibérica se atribuye la famosa muralla ciclópea que se localiza en su casco urbano. Los numerosos vestigios arqueológicos hallados en su término municipal muestran una intensa ocupación humana durante época romana. Se trata de villas rústicas entre las que destacan la del Cortijo del Álamo, la del paraje el Horcajo y la del Corral del Manchego, donde también se encontró una pequeña necrópolis. De la etapa islámica se encontraron dos inscripciones en la localidad: la primera, una lápida funeraria fechada en 1025, que estaba embutida en la muralla ciclópea y fue trasladada al Museo Arqueológico Nacional; la segunda, fechada en el siglo XII, se encuentra en el Museo Provincial de Jaén. Los cristianos la tomaron en el año 1157, pero cayó nuevamente en poder de los árabes, hasta que fue definitivamente conquistada por Fernando III el Santo. Por un privilegio de Felipe IV del siglo XVII en el que se señala que sólo quedaban la muralla y su cerca, y dos torres descubiertas, parece ser que la defensa de la población estaba constiTúyda por una cerca y un pequeño castillo, en la que se reutilizó la muralla ciclópea. Tras la conquista por los castellanos estuvo dividido en dos jurisdicciones: Ibros del Rey, por ser realengo e Ibros del Señorío por pertenecer al duque de Santisteban. Esta diferencia jurisdiccional también lo fue socioeconómica, marcados por los altos impuestos que debían pagar al señor. Si en el año 1561 el de realengo contaba con 297 vecinos, el de señorío apenas si contaba con 31 vecinos. Esta división ha marcado la morfología de su casco urbano, con dos zonas yuxtapuestas: Ibros del rey, en torno al templo parroquial y ayuntamiento, con nobles viviendas de sillares, calles empedradas, e Ibros del señorío, barrio pintoresco y popular, que muestra su origen en familias con un nivel económico más bajo.