En la
finca de Estivel o las Huelgas, visible en el horizonte por los restos de una
torre, sitúa la
tradición el templo de Jano, que marcó el límite entre las dos grandes provincias
romanas de la Bética y la Tarraconense. A falta de investigaciones arqueológicas sistemáticas, el lugar ha dado muestras de haber sido ocupado en un momento de la Edad del Cobre o del Bronce. No está confirmado si llegó a ser un oppidum en época ibérica, lo que no hay duda es que en esta época fue escenario de la segunda guerra púnica, cuando los ejércitos
romano y cartaginés se movían en el eje Cástulo-Iliturgi y que cuando se hizo la división provincial
romana en época de Augusto esté fue el límite (al margen de que estuviera o no aquí el templo de Jano).
La fundación de la villa de
Jabalquinto tiene fecha de origen, el siglo XIV, estrechamente vinculado a la creación del señorío de Día Sánchez de Biedma. Éste consiguió que Baeza le entregara en señorío la antigua aldea islámica de Estivel, que estaba despoblada, para recuperarla.
Día Sánchez lo dio por testamento a su hijo Manuel de Benavides y Mendoza, quien ya en 1446 actuaba como I Señor de Jabalquinto, posteriormente Marqués de Jabalquinto desde 1617. Esta
Casa quedó integrada en la de los Condes de Benavente y posteriormente en la de los Duques de Osuna.
El señorío se consolidó en la segunda mitad del siglo XV por Juan de Benavides. En estas fechas se comenzó la construcción de un
palacio, al parecer sobre los restos de una antigua torre o fortaleza, en torno a la que seguramente habría una aldea. Por el contrario, la repoblación de Estivel no tuvo éxito y fue despoblándose poco a poco, en 1578 estaba despoblada. Hoy quedan en pie restos de las fortificaciones levantadas por los almohades, una gran torre que al menos debió contar cuatro habitaciones, varios aljibes y resto de un recinto que debió tener varias
torres.
En la finca de Estivel o las Huelgas, visible en el horizonte por los restos de una torre, sitúa la tradición el templo de Jano, que marcó el límite entre las dos grandes provincias romanas de la Bética y la Tarraconense. A falta de investigaciones arqueológicas sistemáticas, el lugar ha dado muestras de haber sido ocupado en un momento de la Edad del Cobre o del Bronce. No está confirmado si llegó a ser un oppidum en época ibérica, lo que no hay duda es que en esta época fue escenario de la segunda guerra púnica, cuando los ejércitos romano y cartaginés se movían en el eje Cástulo-Iliturgi y que cuando se hizo la división provincial romana en época de Augusto esté fue el límite (al margen de que estuviera o no aquí el templo de Jano). La fundación de la villa de Jabalquinto tiene fecha de origen, el siglo XIV, estrechamente vinculado a la creación del señorío de Día Sánchez de Biedma. Éste consiguió que Baeza le entregara en señorío la antigua aldea islámica de Estivel, que estaba despoblada, para recuperarla. Día Sánchez lo dio por testamento a su hijo Manuel de Benavides y Mendoza, quien ya en 1446 actuaba como I Señor de Jabalquinto, posteriormente Marqués de Jabalquinto desde 1617. Esta Casa quedó integrada en la de los Condes de Benavente y posteriormente en la de los Duques de Osuna. El señorío se consolidó en la segunda mitad del siglo XV por Juan de Benavides. En estas fechas se comenzó la construcción de un palacio, al parecer sobre los restos de una antigua torre o fortaleza, en torno a la que seguramente habría una aldea. Por el contrario, la repoblación de Estivel no tuvo éxito y fue despoblándose poco a poco, en 1578 estaba despoblada. Hoy quedan en pie restos de las fortificaciones levantadas por los almohades, una gran torre que al menos debió contar cuatro habitaciones, varios aljibes y resto de un recinto que debió tener varias torres.