Después de una extraordinaria faena en la
monumental del
pueblo y de que los toreros mostraran su valor y su
arte, así quedo el astado. Quiero destacar y desde aquí rendir mi
homenaje a la dinastía de los Diablos, fue Melchor el Diablo la primera persona que yo vi embestir con bravura en la
plaza y después he seguido viendo como hijos y nietos siguen entregados con pasión a esta
tradición Jimenata que tantos adeptos tiene.