Hasta 1939 ningún seminarista había entrado en las Juventudes Hitlerianas. Pero el régimen exigió a partir de marzo la afiliación obligatoria. Hasta octubre, la dirección del Seminario se negó, pero luego no pudo impedir el inscribirlos. Así le sucedió también a Joseph Ratzinger, a sus 14 años. 6 Un testigo relata (según el Frankfurter Allgemeine Zeitung) que los seminaristas eran una "provocación" para los nazis: se les consideraba sospechosos de estar en contra del régimen. 7 En un escrito del ... (ver texto completo)