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Considerando oportuna la ocasión, escribo a continuación la letra de dicho poema:
“ASI SOY…, VOSOTROS EN MI…”
¿Quién ha visto alguna vez
andaluza cantándole al llano?
Esa soy yo…, señores:
mezcla del alma llanera
con mi corazón gitano.
Concierto de paraulatas mi llegada alegraron…,
mis ojos viajeros retrataron chinchorros de nubes doradas
que por los caños deslizaban sus reflejos atardecidos,
como abanicos prendidos a un paisaje que me hechizaba.
Aquella tarde me diste la mejor de tus sonrisas:
ritmo de arpa en tu brisa bailando entre los palmares…,
gracia de los malabares jugueteando en la llanura…,
coplas de dulce ternura…arrullando morichales.
Tus llanuras comparé con las marismas huelvanas;
y un coplero enamorao montado en potro alazán,
mi nostalgia lo verá como gitano moruno,
que bajo el lucero oscuro…, buscando querencias va.
La brisa traía el aroma al mastranto del estero…,
y yo te traje el romero de mi sierra andaluza,
fragancias que son la musa de un rosario de recuerdos,
que con los años envuelvo como el mar a la medusa.
Inquietudes abrileñas con tu aire alimenté…,
por tus calles desgrané el mejor de mis corríos,
de aquel sueño que fue mío y en el horizonte perdura,
como garza blanca y pura atravesando tus ríos.
¡Ay Virgen de Coromoto…, yo a tus plantas me postré!
cuántas veces te rogué… amparo y luz a mis días…
Y me oíste Madre mía… regalándome con creces,
viejos sueños que florecen y hoy son mi norte…, mi guía.
Noches tibias de Guanare…, noches de luna traviesa…
madrigales de ternezas de tu brisa se desprenden,
y como broches se prenden a la aurora trovadora,
que ya coqueta y soñadora por tus calles desciende.
Ha pasado mucho tiempo de aquel encuentro contigo,
pero aún siento el abrigo de tus cálidos abrazos,
porque tú, Guanare, bordaste pedazos en el lienzo de mi vida,
con hilos de senda florida… fuiste hilvanando mis pasos.
Y si tú, Guanare, me regalaste las flores de cundeamor…,
un guarapo bien dulzón que huele a la flor del ordeño;
tú le diste a mis sueños el canto de los turpiales…,
y bañaste mis pesares con rocío guanareño…
Quiero yo entonces ofrecerte… ¡el cante de Andalucía!,
claveles de fantasía que a mi niñez perfumaron…,
olivares que lloraron por la muerte del poeta…,
versos de guitarra inquieta que los gitanos cantaron…
Y como en mi se mezclaron castañuelas con maracas,
altíva…, cual fina jaca…, puedo orgullosa decir:
¡ANDALUCIA… me dio la vida…!
¡GUANARE… me enseñó a vivir…!
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