...Élla lloró por la Acacia... al pié de la acacia rodó toda su vida... la voz de su madre, sus primeros pasos, sus primeros
juegos, su primer amor... bajo la acacia, sus primeros besos.
La vida siguió dándo vueltas, se repitió la liturgia, con sus hijos, con sus nietos y biznietos, y la acacia síempre de testigo.
Bajo la acacia... las
noches de
verano, las tertulias con
amigos y vecinos.
Con los años y los reumas, sus pasos se han vuelto lentos, pero cada dia, consigue llegar hasta la acacia...
Hoy
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