A la
terraza le falta muy poco para que se parta por la mitad. Todas las generaciones comprendidas entre los que ahora tenemos de 30 a 70 años hemos disfrutado de esa terraza en las calurosas
noches del
verano jimenato. Seguramente, más de uno, entre esas penumbras de la madrugada conocería sus primeros amoríos.