Me llamó la atención, no solo el que era el camino que iba a las terreras, hoy totalmente plantadas de pinos, sino lo que hace el ingenio humano para robarle a la naturaleza la pendiente y así poder recoger la aceituna de la oliva, solo con poner una alambrada, echar "broza", mezclar con tierra suelta y todo, con paciencia, se va apelmazando formando un pequeño muro que hace que el lugar se allane, con lo que se crea una pequeña meseta donde sin esfuerzo se parará toda la aceituna caida, solo por...