El Diablo Padre nos dejó hace unos meses. No hace falta mensaje. Martina una de las cosas que recuerdo de Melchor es con que facilidad cosía los sacos de almendras con aquella aguja de lengua de vaca grande tan bien y dejando aquellas dos orejas para cogerlos y más de una anécdota cogiendo las almendras debajo de la cruz de la atalaya. Tuve el placer de charlar con Melchor, y su hija,
hace unos días, cuando estuvimos en Cánava visitando a la Virgen, el estaba
en el patio de la casa tomando el sol.
Recordó a mi familia, demostrò tener muy buena memoria... A este otro señor con el que mi padre y yo compartimos muchos ratos, siempre le recuerdo de la misma manera, debajo de la cruz a vareando almendras o arando con las vacas, por cierto tenía unas higueras con unos higos impresionantes.