Ahora que veo la alberca de Carrasco, donde tantas veces me he bañado con mis amigos, me ha recordado un poema de Konstantino Kavafis que ha continuación transcribo. Fue un clásico entre mi generación, marcaba y continúa marcando una forma de pensamiento.
Nos habla del viaje de la vida, en similitud al viaje de regreso que empredió aquel héroe griego Ulises a su Ítaca natal.
Esto es parte del mismo, espero os guste.
“Cuando emprendas el viaje hacia Itaca
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
…………
No encontrarás trabas en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que toca el espíritu y el cuerpo.
……………….
Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que - ¡con qué placer! ¡con qué alegría! -
entres en puertos nunca antes vistos.
………………….
Siempre en la mente has de tener a Itaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas guardado en el camino
sin esperar que Itaca te de riquezas.
Itaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrías aprendido el camino.
No tiene otra cosa que darte ya.
Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado
sabio como te has vuelto con tantas experiencias,
habrás comprendido lo que significan las Itacas”.
Nos habla del viaje de la vida, en similitud al viaje de regreso que empredió aquel héroe griego Ulises a su Ítaca natal.
Esto es parte del mismo, espero os guste.
“Cuando emprendas el viaje hacia Itaca
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
…………
No encontrarás trabas en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que toca el espíritu y el cuerpo.
……………….
Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que - ¡con qué placer! ¡con qué alegría! -
entres en puertos nunca antes vistos.
………………….
Siempre en la mente has de tener a Itaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas guardado en el camino
sin esperar que Itaca te de riquezas.
Itaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrías aprendido el camino.
No tiene otra cosa que darte ya.
Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado
sabio como te has vuelto con tantas experiencias,
habrás comprendido lo que significan las Itacas”.