Como estamos de anécdotas de Salvador sirva esta:
Tanto Salvador com Gregoria estuvieron yendo con mi padre bastantes años a la aceituna, él era hombre muy "metódico", todos los días a la misma hora, o sea se, a las doce en punto, decía: "Paco que voy a echarme las gotas del ojo", nadie puso nunca objección a dicha actuación durante años; pero una vez, mira por donde, dicho Sr. tenía una chota que tambien la llevaba a la aceituna, y esa recomendación si me la tenía hecha mi padre a mi, "cuidado con la chota de Salvador, que como todas las cabras lo que mas le gusta es estropear la "cabezas de las olivas" tienen predilección por ellas"; yo que me dí cuenta que se había escapado fuí por ella, me costó bastante hacerme con la misma, aunque por entonces también yo estaba hecho un "choto", lógico macho pilla a hembra, y me dirijo con ella al "ato" donde la ataban, ¡albiricias, las doce en punto, Salvador tomando las gotas del ojo!.
Consecuencia: -Papa, Salvador va a tener que ir otra vez al "ato" porque las gotas no le han caido en el ojo, le han caido en la boca y a chorro de la "bota".
El descubrimiento sirvió de chanza, de tal manera que antes de llegar las doce decía mi papa, ¡Salvador las gotas!.
Tanto Salvador com Gregoria estuvieron yendo con mi padre bastantes años a la aceituna, él era hombre muy "metódico", todos los días a la misma hora, o sea se, a las doce en punto, decía: "Paco que voy a echarme las gotas del ojo", nadie puso nunca objección a dicha actuación durante años; pero una vez, mira por donde, dicho Sr. tenía una chota que tambien la llevaba a la aceituna, y esa recomendación si me la tenía hecha mi padre a mi, "cuidado con la chota de Salvador, que como todas las cabras lo que mas le gusta es estropear la "cabezas de las olivas" tienen predilección por ellas"; yo que me dí cuenta que se había escapado fuí por ella, me costó bastante hacerme con la misma, aunque por entonces también yo estaba hecho un "choto", lógico macho pilla a hembra, y me dirijo con ella al "ato" donde la ataban, ¡albiricias, las doce en punto, Salvador tomando las gotas del ojo!.
Consecuencia: -Papa, Salvador va a tener que ir otra vez al "ato" porque las gotas no le han caido en el ojo, le han caido en la boca y a chorro de la "bota".
El descubrimiento sirvió de chanza, de tal manera que antes de llegar las doce decía mi papa, ¡Salvador las gotas!.